Viendo los acontecimientos políticos y sociales surgidos en el Estado español en los últimos dos años, cabe preguntarse si estamos ante un período histórico que modificará el futuro de nuestras islas. Para mí, no hay duda: sí, estamos ante un período histórico y ese período histórico lo podrán determinar desde fuera, o por el contrario, si somos inteligentes, lo podremos determinar desde aquí.
El último episodio que lo confirma es la voladura interna que se ha pegado el PSOE con tal de evitar que se explorase un gobierno PSOE-Unidos Podemos con la abstención de los partidos soberanistas catalanes o vascos. Y es que esa explosión controlada sólo responde a un interés: el de mantener a toda costa el régimen que los mismos “socialistas” iniciaran en 1978, con ayuda de las oligarquías castellanas, vascas, catalanas y del régimen franquista reencarnado en monarquía y en UCD. De esta forma se intenta perpetuar una Constitución española que ya no responde a la realidad territorial y social del Estado, y que más temprano que tarde, tendrá que ser reemplazada. Pero claro, dentro de su lógica, ese reemplazo tiene que estar controlado y no pueden haber “elementos nocivos para España y sus intereses”, al igual que estuvo controlada la redacción de la vigente Constitución. Con este espectáculo que ha iniciado el PSOE, se va ganando tiempo, pero saben que tarde o temprano tendrán que coger esa misma Constitución y romper algunas de sus páginas.
Mientras tanto, en el país vemos como el PSC-PSOE y Coalición Canaria se abocan hacia una más que probable ruptura del pacto para el Gobierno autonómico y otras instituciones de menor tamaño. No podemos decir que no se viera venir. Desde las desavenencias entre Carlos Alonso (presidente del Cabildo de TF) y la vicepresidenta de Canarias, Patricia Hernández, a cuenta de la dependencia, hasta los capítulos escritos sobre la ley del suelo (que el PSC-PSOE sigue apoyando), o las últimas escaramuzas en Granadilla de Abona con medianeros y Clavijo de por medio. Podemos aventurar que Asier Antona y Casimiro Curbelo ya habrán tenido conversaciones para tenerlo todo atado cuando el hilillo que sostiene el pacto ceda. Y es que el PSC-PSOE no es más que el reflejo de su padre en España: está cuesta abajo y sin frenos, a lo que yo añado perdido y sin rumbo.
Broncas políticas aparte, nuestro país soporta una de las peores situaciones sociales de toda la Unión Europea, y eso a pesar de que nos llamen Región Ultraperiférica y demás vainas. Caben hacerse numerosas preguntas, sector a sector, clase social por clase social, de cuánto se ha beneficiado Canarias del estatus político-económico actual. ¿A quién ha beneficiado el REF? ¿Ha sido la RIC un instrumento que ha permitido aumentar la contratación laboral, o sólo se ha utilizado como mecanismo de acumulación de capital en unas pocas manos? ¿El REA y nuestra condición de Región Ultraperiférica han ayudado a que las producciones locales salgan adelante o las han hundido aún más? ¿Por qué tenemos la peor sanidad del Estado año tras año? ¿Por qué tantos jóvenes abandonan los estudios? ¿Por qué no controlamos ni un tercio del gasto en origen en el sector más potente del Archipiélago, el turístico, en el que ni siquiera existe un tour-operador canario? ¿Por qué las tasas de pobreza en Canarias son de país subdesarrollado? ¿Por qué las drogas se están convirtiendo de nuevo en un problema serio para la juventud? Puede que Coalición Canaria, Partido Popular y PSOE tengan la respuesta a estas y otras preguntas, aunque quizás haya que invitarles a darse un paseo por los barrios de nuestras principales ciudades para que abran los ojos.
Pero siendo sinceros, de nada sirve lamentarnos todo el tiempo y actuar a la defensiva ante los continuos ataques que nos propugnan desde estas élites. Ellos tienen sus planes: debilitar la sanidad y la educación públicas, elaborar un proyecto de ley del suelo que les permita acumular mayor capital gracias a la obtención de grandes terrenos agrícolas, seguir debilitando los salarios para así también acumular más capital, y por supuesto, reformar el REF para pagar cuantos menos impuestos mejor. Los ciudadanos, el pueblo llano, la gente de a pie que trabaja, emprende y paga honradamente sus impuestos contribuyendo al bienestar social del país, ¿tiene algún plan?, o ¿estamos igual de perdidos que el PSOE? Desde luego parte de culpa tenemos aquellos que tratamos de construir un proyecto serio, de país, desde una visión canarista y de izquierdas. No hemos sido capaces de unirnos y dejar nuestras diferencias a un lado. Seguimos manteniendo esa vena infantilista, personalista, y en nuestro particular caso canario, excesivamente guanchista (ojo, hay que dignificar esa parte de nuestra historia, pero toda nuestra historia no se ciñe al período precolonial) que nos aparta de la realidad social y cultural que tenemos en el Archipiélago. Es hora de que nos sentemos a hablar y pasemos de una vez por todas al ataque para así virar el tablero político desde la derecha caciquil hacia la izquierda social, y desde la concepción de España como país, hacia la concepción y construcción de nuestro verdadero país: Canarias.
Por supuesto, en esa mesa, en ese proyecto que debemos proponerle a la ciudadanía, jamás deberán estar los que nos han llevado a esta situación. En especial aquellos que han enarbolado la bandera de las siete estrellas construyendo siete peñas estrelladas. No cometamos el error de ICAN. Nuestro proyecto no puede ser el mismo que el de la oligarquía. Porque entonces será un proyecto fracasado para el pueblo de antemano. Empecemos a construir desde abajo, desde el municipalismo, desde la solución de los problemas básicos de nuestros vecinos y vecinas. Tenemos ejemplos que han funcionado si repasamos la etapa política reciente: Roque Aguayro, Somos Lanzarote, Iniciativa por La Orotava… De esta forma podremos acabar con la lacra del clientelismo y el caciquismo más lamentables que siguen enquistando nuestras instituciones. Y a partir de ahí, la canaria de a pie se verá reflejada en un proyecto de país, de isla, de municipio, dejando de una vez por todas a un lado el conflicto territorial y el pleitismo insular fomentado desde Coalición y sus amigos, gracias a la actual ley electoral y al reparto de los diferentes presupuestos.
Si empezamos a construir desde ya, podremos llegar a tiempo para cuando se abra el melón de la Constitución, y entonces Canarias podrá tener su voz y decidirá dónde quiere estar. Tienen que ser esos los cimientos para plantearnos más tarde construir el tejado y terminar con la casa del futuro Estado Canario. Pero paso a paso, sin aventuras, con proyectos viables desde el municipalismo, y sobre todo, poniendo en el centro del debate político aquellas cuestiones que hoy son incuestionables para el poder dominante (REF, Mar Canario, mayor autogobierno, negociación para modificar el sector primario con Europa, apuesta por la soberanía energética y el desarrollo sostenible, cambios en el modelo productivo…).
Sin duda, nuestra cultura y nuestra tierra son las mejores armas que tenemos, pero sin nuestra gente no podremos construir ningún tipo de casa, ningún país. Necesitamos reencontrarnos con la gente que aquí vive, que aquí siente, y de esta forma ser dueños de nuestro destino. Ahora que se acerca el Día de la Bandera Nacional, ahora que vivimos momentos convulsos a todos los niveles, puede ser un buen momento para la reflexión.