Cuanto menos es curioso escuchar a un Rey hablando de «anacronismo». Sin embargo, así ha sido y ha sucedido en un marco como la 71º Asamblea General de la ONU de la pasada semana. Felipe VI tachó de «anacronismo» la situación «colonial» de Gibraltar. Para el Borbón, el territorio al sur de la Península Ibérica es la «última colonia existente en el territorio europeo». Igual no está tan desatinado. Territorios como Ceuta y Melilla están en África, colonias francesas como Martinica o Guadalupe están en América. ¿Y Canarias? Ahí entraríamos en el debate suscitado tras la afirmación de uno de los protagonistas de un reality show. La discusión se acaba con un mapa delante: Canarias está en África y representa un territorio central entre tres continentes.
Pero el tema no es la situación geográfica de Canarias, debate estéril por lo evidente. Hablemos de colonialidad. Felipe VI pide que se “restablezca la integridad territorial de España”, un llamamiento imperialista propio del XVI, que seguramente es aplaudido por la caverna mediática e ignorado por cierta izquierda, pero no deja de ser un verdadero anacronismo. Recordar que la anexión de Gibraltar y Menorca a Gran Bretaña se legaliza, a las formas de la época, en 1713 tras el Tratado de Utrecht. En el mismo, también los británicos reconocen a Felipe V, rey borbón, como Rey de España, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española. De Felipe V a Felipe VI han pasado más de 300 años, pero la monarquía sigue vigente, al igual que la situación de Gibraltar. Nadie ha preguntado a los gibraltareños lo que quieren ser, como tampoco le han preguntado a los catalanes, es marca de la casa.
Estos días en ABC, un artículo señala que el hombre lobo en París era canario. La familia González (apellido que adquieren tras la Conquista), originaria de Tenerife, pertenecían a una dinastía en la época indígena. Pedro González fue capturado y vendido como esclavo. Enrique II de Francia lo manda a llamar a la corte francesa, dada la curiosidad suscitada por su enfermedad. González padece hipertricosis, lo que produce que tenga mucho pelo facial. Sin embargo, no es ningún salvaje, como podría pensarse. Destacan las crónicas que era un hombre inteligente, sensible y cultivado. Una historia así es anacrónica, esos canarios vendidos como esclavos por un anacronismo histórico como es la conquista violenta, fruto del imperialismo. También es anacrónica la exhibición de casi monstruos por un atributo capilar, esos personajes de circo que generaban expectación.
Pero el Rey no es tan antiguo. También se refiere a la situación del Sáhara Occidental. Eso sí, no habla de «situación colonial», sino que insta a la ONU a «resolver el contencioso». Es un paso sí, pero no vayamos a molestar a los amigos de la familia. Recordar la responsabilidad histórica que tiene España con el Sáhara Occidental, la colonia marroquí que fue ocupada por la monarquía alauita con la connivencia o inacción, mira por donde, borbónica. Todo ello, en una marcha verde en pro de luchar por los derechos de los saharahuis, cuando realmente se trató de «restablecer la integridad territorial de Marruecos», ¿les suena?
Ya que hablamos de anacronismos y de colonias, vamos a hablar de Canarias. No vamos a caer en «anacronismos» más antiguos hablando de la masacre, de la guerra de más de 90 años, de la aculturación, del genocidio, de la persecución a unas formas concretas de vida. Vamos al presente. No por repetir muchas veces que Canarias, potencia turística que más aporta al Estado, no consigue arreglar su problema estructural de desempleo pese a la presión excesiva sobre el territorio, se acaban de poner manos a la obra. En medio de la celebración del Día Mundial del Turismo, las cifras de visitantes siguen siendo escandalosas. El saqueo es anacrónico.
En Canarias consumimos, mayoritariamente, productos exportados bendecidos por el REA. Excedentes de producción que compiten de manera desleal en precios con nuestros productos. Aquí solo producimos en torno a 1/4 de lo que consumimos. Como añadidura, Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad del Estado con la cesta de la compra más cara y no porque los sueldos sean altos ni la calidad del producto fresco sea elevado. De hecho, lo que abarata el precio de la cesta de la compra en Canarias, es el producto envasado. Un suicido alimenticio anacrónico.
Con estos datos no es raro que los extranjeros acaparen el 40% de la compra de casas, sobre todo en zonas turísticas, aumentando con mucho el registro de años anteriores. No hay datos sobre la diferencia del otro 60% y los inmuebles adquiridos por residentes. «Vendía un alemán, compraba un sueco, ¡y lo que se vendía era mi tierra!». Otra forma de saqueo, de acumulación de capital inmobiliario que es anacrónico. Denota los tiempos del reparto de tierras. Mientras tanto, el canario medio tiene unas dificultades terribles para comprar una vivienda, tiene que vivir de alquiler o se mantiene viviendo con su familia. Hay hasta parejas que, a pesar de tener un hijo, ni siquiera tienen la posibilidad de tener una casa para vivir junto a su familia. Esa es la Canarias anacrónica del siglo XXI, Su Majestad.
El otro día, en la sección Otros Ángulos, publicamos una reflexión sobre la economía puertorriqueña y la incidencia en la emigración. Si uno no lee los detalles del territorio que trata, pensaríamos que habla de Canarias: ventajas fiscales, épocas de bonanza, emigración y dependencia económica. Todos ellos rasgos anacrónicos que compiten con la situación del Peñón de Gibraltar, bastión del imperialismo español de ayer y hoy. Sin ánimo de ofender a Su Majestad, la próxima vez que se suba al atril de la Organización de las Naciones Unidas, que se acuerde del gran poeta español Gustavo Adolfo Becquer, y convierta su excelso poema: anacronismo y colonialismo… eres tú.