En Canarias diferentes cronistas y estudiosos hacen referencia a la importancia que tuvo el cultivo de la higuera en Canarias.
Buenaventura Bonnet señala en su trabajo “La expedición portuguesa a las Canarias de 1341” (1943) que el expedicionario Niccoloso da Recco dice que los navegantes genoveses y portugueses circundaron la isla mejor cultivada por el norte que por el sur y vieron muchas casas, higueras y árboles, y penetrando en las viviendas no hallaron otra cosa que higos secos, prensados en buenas espuertas de palmera, de los que se alimentaban sus habitantes. Estos higos son comparados a los de Cesena.
Por otro lado, Cadamosto (1455), explorador veneciano, dice que uno de los principales alimentos de los antiguos canarios de Tenerife eran los higos: “…comen también frutas y especialmente higos…”.
El ingeniero francés Trabut (1921), en su estudio sobre los frutales del norte de África y refiriéndose a la higuera, comenta: “La higuera, cultivada muy antiguamente en el norte de África, lleva allí nombres indígenas que se encuentran en Canarias; el nombre guanche de higo fresco es Akormaze, que responde a Kermouze de Kerma (Higuera). El nombre de higo seco es Taharememen, en kabilio el higo Tarhanimte es el higo seco por excelencia”.
En cuanto a la importancia de este fruto en la economía canaria del siglo XIX, queda reflejada en las entradas y salidas de dicho producto a través de los puertos con destinos tan dispares como Estados Unidos o Berbería (Estadística de las Islas Canarias 1793-1806 de Escolar y Serrano [Rodríguez Germán 1983]).
En el transcurrir de los años se ha desarrollado una cultura popular como reflejo de la importancia que tuvo este árbol para sacar de las penurias a las familias campesinas en los peores tiempos de miseria, hambre y emigración marcados por el sistema colonial.
Fue un frutal apreciado en tiempos pasados, de ahí que el pueblo creara cantares y adivinanzas cuyo tema principal es la higuera. Incluso contribuye a las fiestas populares al ser su fruto un objeto de decoración.
Los cantares relativos a la higuera reflejan de una manera monótona el trabajo penoso y duro llevado a cabo por los campesinos en difíciles condiciones climáticas, aguantando los calores del verano mientras recorrían los lugares más agrestes de las islas.
Estos se hacían a dúo, hombre y mujer, para decirse “puntas” y hacer más pasajero el tiempo de trabajo.
Entre los cantares referidos al momento de la recogida de los higos, está el siguiente fragmento del cantar herreño recogido por el profesor Manuel J. Lorenzo Perera en su libro titulado Folklore de la Isla de El Hierro (Ed. Interinsular Canaria, S. A., S/C de Tenerife):
Solo estoy en mi higuera
¡ay! qué solo estoy cogiendo higos
y al tiempo de comerlos
se me ajuntan mis amigos
y na li ri ni ri ni
y na li ri na na
y na li ri ni ni ni
y ni li ri ni ri na.
En referencia a la isla de Tenerife, el ilustre profesor recoge en su libro Estampa de Teno Alto, editado por el Ayuntamiento de Buenavista del Norte, el siguiente fragmento de las estrofas del ancestral Tango jerreño (Lorenzo Perera 1987).
El tango jerreño
bien güeno que va,
que los higos blancos
se acabaron ya,
y los pocos que quedan
cagalera dan.
En mi trabajo de fin de carrera del año 1991, titulado Cultivo de la Higuera (Ficus carica L) en las Islas Canarias, eficiencia del manejo del cultivo y posibles mejoras, dediqué una parte a recoger información referida a cantares, adivinanzas, romances y refranes en torno a la cultura de cultivo de la higuera. Entre los cantares recogidos en el trabajo cabe mencionar los siguientes:
En El Hierro se recogió de D. Tadeo Casañas en 1991, en la meseta de Azofa, la siguiente estrofa:
Bájate de la jigüera,
pata de oveja peluda.
Bájate de la jigüera,
antes que el carnero suba.
En cuanto a la isla de Tenerife, se recopilaron de D. Salvador González Alayón en el municipio de Arona en 1991 las siguientes coplas:
Ya se acabaron las brevas,
María del corazón.
Ya se acabaron las brevas
y ya se me acabó tu amor.
Quién fuera pájaro macho
y me posara en tu higuera
una pata en cada gajo
y un picotazo en la breva.
En la isla de La Gomera se recogió en 1991 de D. Antonio Ortiz Herrera el siguiente pie de romance en Temocada, Chipude:
Ya me dio sombra la higuera
que plantó Santa Sucena.
En cuanto a las adivinanzas, es de destacar la recogida a D. Eloy Quintero en El Pinar, El Hierro:
Sobre ti me escarrancho,
ella se balancea,
yo con el gusto me marcho
y tu con la leche te quedas.
(La higuera)
En lo referente a las supersticiones, cabe citar la de la “sombra negra”. En opinión de los campesinos, es nocivo para la salud ponerse debajo de una higuera cuando está frondosa (mes de mayo) para recoger higos tempranos. Según esta creencia, al entrar con el cuerpo sudoroso da un “mal aire” que puede producir como un “paño” (mancha) en la cara. Para evitar este “mal aire” o “sombra negra” es necesario decir las siguientes palabras:
Una, dos y tres, sombra negra no me des.
Una, dos y tres, sombra negra no me des.
Una, dos y tres, sombra negra no me des.
A medida que se van recitando estas palabras, se arrancan tres hojas cada vez, siendo un total de nueve hojas. Finalizado este rezado ya no hay peligro de ser afectado por tal maleficio. Por otro lado, esta “mala sombra” no afectaba cuando se iba a recoger higos tardíos, pues la higuera ya deja de estar frondosa de hojas en la época de recogida de estos frutos (González Alayón, 1991).
En cuanto a las fiestas, es costumbre usar los frutos de la higuera para adornar los “arcos” en la víspera de San Juan y la “cruz” en el día 3 de mayo. A este respecto, es costumbre en El Hierro “vestir la cruz”, colocando entre otras frutas las primeras brevas del año (Quintero Dorta 1991).
Por último, cabe destacar la antigua costumbre en El Hierro de regalar los padrinos de bautizo a sus ahijados una higuera, para que tengan higos que comer cuando sean mayores. De esta manera la higuera obsequiada pasaba a ser propiedad exclusiva del ahijado, quien de mayor podía disponer de ella a su antojo, aún cuando estuviese plantada en tierras que no eran de su propiedad.
Narciso Lorenzo / Creando Canarias