Cómo son las cosas. Una situación cualquiera puede servir de lo que en literatura se llama “momento epifánico”. Una frase en un programa de entretenimiento sirve para poner en evidencia el estudio psicológico de una población.
Hace unos días, en el programa de televisión del canal Cuatro “Primeras citas” un tal Manel afirmó que había estado en África, pero solo en Canarias. Este señor no dijo en ningún momento nada ofensivo, tan solo habló de algo tan evidente como la geografía, algo objetivo y que no se debería prestar a debate. Canarias está en África, punto.
Pero el comentario de este señor pareció sentar mal a muchos en las redes sociales, tanto en la página de Cuatro como en las varias páginas de facebook que compartieron el enlace. Las publicaciones con el enlace del vídeo se llenaron de cientos de comentarios de canarios ofendidos. Repito, este señor en ningún momento hizo ninguna insinuación ofensiva, solo dijo que había estado en África. ¿Por qué tantos canarios se toman esto como una ofensa? El debate aquí no es geográfico, la geografía no se presta a discusiones, el debate aquí es psicológico.
Los comentarios más suaves tachaban a este señor de ignorante e inculto, revelando así que los realmente incultos son ellos, ¿se puede ser más inculto que alguien que no sabe en que continente vive?. Pero la cosa iba más allá de la ignorancia más escandalosa, cientos de canarios se lo tomaron como una ofensa llegando a la agresividad. ¿Cómo puede ofenderle a alguien la geografía?. Al leer estos comentarios no puedo evitar acordarme de las asignaturas de literatura post-colonial que tuve en la carrera, de repente me vienen como anillo al dedo.
¿Por qué tantos canarios niegan su condición geográfica? Es inevitable ver en estos comentarios lo que W.E.B Du Bois, renombrado sociólogo afroamericano, denominó como «the veil» (el velo), es decir, no somos capaces de analizar críticamente nuestra historia y nuestra realidad (que en este caso patológico llega incluso a negar el continente en el que vivimos) a través de nuestros propios ojos, sino que lo hacemos a través de estereotipos eurocentristas que reducen un entero continente al exotismo de la sabana, las jirafas y las cebras. África es un continente inmenso, hay mil y una maneras de ser africano, y nosotros tenemos la nuestra propia, única, característica y singular, y no hace falta que venga nadie de fuera a enseñarnos qué significa ser africano. Quien nace en África es por ende africano, como pasa con cualquier otro continente.
Muchos de los que pretenden seguir negando su condición africana se argumentan en el mestizaje de la población (ya quien niega la pervivencia indígena en el acervo genético canario es simplemente fascista). Quienes se refugian en el mestizaje para negar la africanidad de Canarias diciendo que nuestro origen no es africano y por tanto que no somos africanos, aparte de borrar de la historia canaria la continuación indígena, así como las llegadas posteriores de esclavos de las berberías y subsaharianos, son tremendamente incoherentes, una cosa no quita la otra. A nadie se le ocurriría insinuar que un habitante de Caracas o Buenos Aires, por poner un par de ejemplos, no es americano por muy mezclado que esté, es más, voy más allá, un canario seguiría siendo africanos aún en el caso de que tuviera ascendencia puramente europea, si no pensamos así no podemos llamar a un estadounidense de ascendencia europea americano, es de cajón. El origen poblacional no interviene en tu situación geográfica, ¿a alguien se le ocurriría decirle un estadounidense que no es americano, por muy rubito que sea?
Los que pretenden seguir negando la africanidad llegan incluso a sacar el tema del idioma. Que actualmente la lengua aborigen se haya perdido tras siglos de imposición de la lengua de la potencia dominante no se contradice nuestra africanidad, de la misma manera que un habitante México D.F. por no hablar una lengua nativa americana no deja de ser americano, o un estadounidense no deja de ser americano por hablar inglés.
Siguiendo en términos de Du Bois, esta serie de incongruencias se debe a lo que él denominó
«double consciousness» (doble consciencia) es decir, el conflicto que se genera en la mente del
individuo al verse forzado a decidir entre dos identidades supuestamente enfrentadas, al
percibirse a uno mismo desde una perspectiva eurocentrista (en el caso de Du Bois, «africano» vs «americano», en nuestro caso «hispano» vs «africano»). Lo sensato sería asumir nuestras propias características. En el caso de Du Bois, este conflicto se resolvió con el término «afroamericano».
Si tenemos en cuenta que tanto América Latina como Canarias sufrieron procesos de colonización paralelos, al llamar a los habitantes de los territorios americanos colonizados por el reino de Castilla «hispanoamericanos», lo lógico seria denominar a los canarios como «hispanoafricanos», término que considero reconcilia estas dos características de nuestra realidad hasta ahora enfrentadas, además de dar así la relevancia que se merece a la fuerte conexión cultural de Canarias con los territorios hispanoamericanos, cerrando así la tricontinentalidad atlántica que caracteriza a Canarias. La influencia hispana impuesta durante el periodo colonial ha pasado a formar parte de nuestra identidad, pero ni eso ni todos los remolques del mundo van a movernos de donde estamos, y renegar de nuestra africanidad sería además una falta de respeto a la tierra que nos vio nacer y que pisamos, a nuestra historia y al acervo genético aborigen que aún pervive en la población canaria actual.
Los usuarios de facebook canarios no se quedan ahí, publican además comentarios propiamente racistas, como que no somos africanos porque no somos negros (“¿cómo vamos a formar parte del mismo continente que los negros?” es lo que parecen pensar realmente). Además de ser comentarios racistas son comentarios tremendamente incultos, pues los amazigh, aborígenes del norte de África son blancos, y sí, los aborígenes canarios eran amazigh, está más que comprobado). Estos comentarios racistas vuelven a ser fruto de la percepción exótica eurocentrista que reduce África al exotismo de las jirafas, lo que el crítico teórico palestinoestadounidense Edward Said definió como «orientalismo» en su caso, en nuestro caso podría hablarse del «africanismo» es decir, la visión de África desde un punto de vista eurocentrista incorrecta y estereotipada, llena de prejuicios, que dificultan un verdadero entendimiento de nuestra identidad.
Debido a que se ha tendido a relacionar todo lo europeo con lo superior durante siglos, generación tras generación, muchos canarios se ofenden cuando se les insinúa que forman parte de África, lo cual es un mero complejo de inferioridad transmitido durante generaciones, complejo que cuesta y costará mucho sacudirse de encima.
Esta supuesta superioridad europea estereotipada se convierte en la justificación de la colonización (física y mental), la idea del no-europeo como «vago» (en nuestro caso se usa el terrible término del «aplatanado»), que incapaz de valerse por si mismo necesita que otros lo gobiernen, lo cual bien explicó Said.
¿Cómo es posible que tanta gente que nace y vive en África y cuya población tiene origen aborigen africano no se sienta africana? Aquí entra la el término de «asimilación cultural» de Frantz Fanon, prestigioso psiquiatra nacido en la colonia francesa de Martinica, quien estudió que papel tienen los estereotipos en la percepción que tenemos sobre nosotros mismos. Fanon investigaba sobre la psicología del racismo inherente al proceso colonial. La asimilación cultural, por la cual la cultura de un grupo pasa a parecerse a la cultura de otro grupo, sería pues un proceso racista, ya que fuerza a los sujetos coloniales a renunciar a su propia cultura y tomar una identidad diferente. Para entenderlo mejor, imaginemos a un niño, llamémoslo Lucas, que desea parecerse a su compañero, el guay de la clase, llamémoslo Martín. Lucas pasa meses imitando a Martín, sus gestos, su manera de hablar (proceso que
continúa produciéndose actualmente con el uso del «vosotros») su forma de vestir… después de meses, se siente natural imitando a su compañero, sus deportes favoritos son ahora los mismos que los de Martín, su música favorita es la misma… en su propia mente, Lucas es ahora como Martín. Pero una mañana, Lucas se mira al espejo, por primera vez desde que su impersonalización comenzó, se queda perplejo, a pesar de sentirse como Martín sigue siendo Lucas, ¿quién soy yo? se pregunta. Está tan acostumbrado a identificarse con Martín y su vida que cuando ve la realidad de frente la percibe como traumática y alienante. Según Fanon las comprobaciones traumáticas de la realidad son algo inherente a los pueblos que han sufrido la colonización. Estos choques de realidad provocan en los individuos angustia y pérdida de identidad.
De la misma manera, la población canaria, tras siglos de asimilación cultural imitando a su «compañero de clase» para alcanzar el prestigio que proporcionaba ser europeo, se queda perpleja cuando ve la realidad de frente, nació en África y es por ende africano, por eso se ofende y ataca con insultos por el simple hecho de que le recuerden su situación geográfica. Esta asimilación tuvo lugar históricamente ya que los colonos pretendían formar al colonizado a su imagen y semejanza, erradicando lo que eran antes. Si bien Lucas quería imitar a Martín, para los habitantes de las regiones colonizadas la asimilación cultural no era algo opcional.
¿Es entonces un canario menos africano por haber sufrido un proceso de asimilación cultural y un mestizaje importante? absolutamente no, de la misma manera que no es menos americano alguien nacido en Buenos Aires por haber sufrido el mismo proceso histórico. La negación de lo evidente es perjudicial para el desarrollo de la psicología tanto de los individuos como de los pueblos. Un pueblo que no es consciente de su identidad es un pueblo fácil de manejar, un pueblo que irá a la deriva, un árbol sin raíces. Debemos reconciliarnos con nuestra historia y nuestra geografía, de lo contrario seguiremos haciendo el ridículo como quienes comentaron tales barbaridades sobre ese señor que estuvo en África.