Tras seis días actuando, el lunes se estabilizó el incendio declarado el martes 2 de agosto en la isla de La Palma. Estabilizado que no controlado ni extinguido, según declararon fuentes del Gobierno de Canarias. Expertos en la materia van más allá y advierten que pasarán varios meses hasta que quede totalmente extinguido. El balance evidencia la magnitud de la tragedia: 4.863,99 hectáreas quemadas, el 6,8% de la superficie de la isla.
Un suceso «devastador» según SEO/BirdLife, con incidencia sobre el pinar canario y la avifauna. También sobre las personas, en torno a 2.500 han tenido que ser desalojadas durante estos días aciagos. Todavía no se han cifrado los daños materiales, pero también hemos tenido que lamentar la muerte de un agente forestal, Francisco José Santana. Las muestras de condolencia han sido numerosas para recordar al teldense que murió como un héroe, intentando apagar el fuego que estaba anegando su isla de acogida.
La pesadilla de los incendios forestales se revive cada verano en Canarias. Desde el año 2000 se han quemado más de 62.000 hectáreas de terreno forestal, según datos del ISTAC. Este incendio de La Palma se coloca en el número 4 de los más devastadores, solo por detrás de los de Gran Canaria y Tenerife de 2007 (18.972 y 16.820 hectáreas respectivamente) y el acaecido en Tenerife en 2012 (6.512 hectáreas). Los incendios afectan a todas las islas por igual, obviamente las de mayor vegetación tienen más riesgo. En el top 10 de los peores incendios aparecen todas las islas salvo Lanzarote y Fuerteventura.
La isla bonita es una de las más afectadas. Más de 16.000 hectáreas han sido calcinadas por el fuego en los últimos 16 años, en los que se han registrado cinco grandes incendios. Algunos núcleos como Tigalate y Montes de Luna están ya curtidos en sufrir las llamas. En siete años este es el tercer incendio al que se enfrentan. Hablamos de un problema grave que está incidiendo de manera traumática en el imaginario colectivo de las personas que allí habitan.
Medios contra incendios
Hay un dicho popular que recuerda que «más vale prevenir que curar». Diversas voces reclaman mayores cuotas de pastoreo controlado, cortafuegos natural. Otros solicitan campañas de sensibilización. Lo cierto es que las más de 62.000 hectáreas quemadas en los últimos años, deberían hacer reflexionar acerca de la prevención de incendios. Una vez declarado el fuego, se emplean diversos medios. En esta ocasión 12 medios aéreos con 1.000 descargas de agua y un operativo terrestre que han formado unas 500 personas, con una media diaria de 300 trabajadores. Suficientes o no, en el reciente incendio de Castellón se emplearon 27 medios aéreos, 10 unidades de bomberos forestales, 8 autobombas y 2 unidades técnicas. Algunos de estos medios eran estatales y otros autonómicos, en cualquier caso finalmente fueron arrasadas 1.600 hectáreas por las casi 5.000 en La Palma.
Ante esto, casi 125.000 personas han firmado ya una petición en change.org que pide una base de hidroaviones permanente en Canarias. En la memoria está la escena dantesca de los hidroaviones viniendo cedidos por Marruecos para atajar el fuego en La Gomera en 2012. Otras voces discrepan de la utilidad de los hidroaviones en Canarias. Javier Blanco, experto en incendios forestales que asesoró al Gobierno de Canarias durante los grandes fuegos de 2007, señala que «el hidroavión en Canarias es antieconómico para los cuatro días al año que actúa», un argumento que parece más económico que práctico. Aporta un matiz, que es la poca utilidad del hidroavión Canadair CL 215 y CL 415, que son los que se están utilizando actualmente, y recomienda el Air Tractor 802, más pequeño y adaptable a la orografía canaria.
Wladimiro Rodríguez, ex consejero de medio ambiente del Cabildo tinerfeño, prefiere el helicóptero al hidroavión en Canarias: «Yo he estado debajo de un hidroavión cuando tira el agua, lo hace desde muy alto y no moja mucho», declara. Juan Luis De Castellví, especialista en Seguridad y Emergencias, opina que los helicópteros son más rentables operativamente en Canarias: «los helicópteros descargan agua dulce (salvo que no quede más remedio que cargar en el mar), en cambio los aviones en Canarias sólo pueden cargar en el mar (cerca de la costa, porque con oleaje es muy arriesgado), lo cual no es precisamente beneficioso para la tierra que se trata de salvar. También pueden cargar agua aterrizando, pero la maniobra de este modo es más lenta».
Javier Blanco concluye que «los medios aéreos nunca apagan un incendio. Pueden hacerlo disminuir, pero quienes lo apagan son los que están en tierra». En relación a los efectivos de tierra, hablamos de plantillas mermadas en número. La misma Unidad Insular de Medio Ambiente ha solicitado aumento de plantilla. Pese a ello, el golpe moral de perder a un compañero y las condiciones climatológicas, ellos son los verdaderos héroes por evitar que la tragedia fuera mayor. El agradecido pueblo palmero así lo ha entendido y ha desplegado grandes sábanas con palabras como «gracias», «ánimo» o «fuerza».
Así empezó todo
Relata Scott V.S., en declaración voluntaria ante la Guardia Civil tras los hechos, que todo empezó tras defecar en el campo y quemar el papel higiénico usado. Las redes sociales se han llenado de voces críticas ante el hecho que desencadenó el desastre. En el otro lado, el alcalde de El Paso pedía que no se sometiera al joven a un juicio público. En El Time, Maikel Chacón firma un artículo justificando el hecho de una manera un tanto infantil, aunque no con algo de lógica. Ni es sano hacer un juicio sumarísimo ante el supuesto descuido, ni tampoco amortiguar la responsabilidad, aunque se trate de una simple imprudencia. Muchos han destacado el hecho de que se trate de un alemán, algunos para engrandecer el hecho y otros, seguramente atendiendo al inconsciente, como forma de relativizarlo. Ese detalle carece de importancia, pero otro gallo le hubiera cantado al alemán si procediera de un país del sur del mundo.
El mismo día que se estabilizó el fuego, el Ejecutivo canario cumplía su amenaza y aprobaba la Ley del Suelo, con los votos favorables de los consejeros socialistas en peso. Antes de que estos dos hechos coincidieran, la Comisión de Política Territorial aprobó una iniciativa para las denominadas ‘islas verdes’ del Archipiélago que permite a los cabildos reclasificar directamente suelo rústico a urbanizable si se considera que los proyectos son de «trascendencia insular». Entre esos proyectos se encuentran 33 hoteles y 5 campos de golf en La Palma. Las suspicacias, al tratarse en ocasiones de zonas afectadas por el fuego, no se han hecho esperar.
Uno de estos proyectos es el Fuencaliente Golf, una construcción en el sur de La Palma, concretamente en Los Canarios, que constaría de un campo de golf, un hotel con 200 camas y otros servicios como urbanización y restauración. La empresa que elabora el documento es Val 14 SL, empresa creada para llevar a cabo el Fuencaliente Golf en 1999. En julio de 2002 solicita al Ayuntamiento la inclusión del proyecto en la redacción del nuevo PGOU. El consistorio lo acepta en sesión plenaria, algo que ratifica en 2006. Ese mismo año Ecologistas en Acción presenta una alegación contra este campo de golf, en la que expone que el recinto no es de interés general y que consume muchos recursos de todo tipo. Posteriormente el Tribunal Superior de Justicia de Canarias anula el proyecto. El actual alcalde de Fuencaliente, Luis Torres, rechazó en un primer momento su puesta en marcha. Las nuevas medidas abren la puerta, al menos legal, a lo que había sido rechazado.
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