
La Modernidad, cuyo nacimiento algunos sitúan en el Renacimiento europeo, fue también una experiencia traumática para los pueblos del Sur, que entraron en la misma por la vía de la masacre y el sometimiento. No en vano, se suele hablar de “el lado oscuro de la Modernidad” para referirse a los procesos de conquista y colonización que llevaron a cabo las potencias europeas en el continente africano y luego en el americano. Se inauguraron entonces unas relaciones de poder y una cosmovisión que, en buena medida, han permanecido intactas hasta la actualidad. Los procesos de independencia del siglo XIX y del siglo XX no alteraron significativamente este estado de cosas, algo a lo que las ciencias sociales no podían dejar de prestar atención. Hay algo, más allá del status colonial, que, incluso aunque haya acabado éste, continúa dejándose sentir de manera fundamental en esas sociedades. Eso es la colonialidad.
A comienzos del siglo XXI, un grupo de científicos sociales funda un enfoque llamado decolonial, con el que tratan de desmontar esas relaciones de poder, subvirtiendo la mirada tradicional eurocéntrica para desentrañar los conflictos y claves interpretativas de las sociedades del Sur. Semiólogos como Walter Mignolo, pedagogas como Catherine Walsh, antropólogos como Arturo Escobar y sociólogos como Aníbal Quijano, conforman un grupo de intelectuales llamado Modernidad/Colonialidad, que comienza a producir un corpus teórico de enorme calado y que bebe de fuentes como el marxismo, el postestructuralismo, la teología de la Liberación o los estudios culturales anglosajones. Se puede decir, sin temor a exagerar, que han cambiado ya para siempre el panorama de las ciencias sociales para los pueblos del Sur.
Canarias, cuya conquista fue el primer episodio en la expansión europea más allá de su continente, no puede quedar al margen de los intentos de recentrar la mirada, desechando los análisis importados que tratan de explicarla desde parámetros ajenos. Es urgente ponerse a la tarea de impulsar un pensar desde aquí, emancipador en el más amplio sentido de la palabra. La mirada decolonial nos invita a deconstruir las categorías de análisis con los que tradicionalmente se ha tratado de explicar Canarias, su inoculada posición periférica, su desvertebración como proyecto de comunidad, las marginaciones históricas de sus sectores populares, etc. En el curso “Canarias y la mirada decolonial” se pondrá un granito de arena en la construcción de esta perspectiva y ello se hará no sólo desde las ciencias sociales (la Sociología, la Politología o la Historia) sino también desde el ámbito humanístico de la Crítica Literaria o la Semiología.