
Hace unas semanas estuve en casa de unos amigos, ayudando a pintar. La invitación no fue exclusivamente a pintar, decía el mensaje «¿por qué no se vienen a casa? hacemos algo de comer y comemos juntos. De paso, si quieren, pintamos la casa por fuera, que ya le hace falta». Aceptar la invitación a comer es aceptar la petición desesperada para echar una mano con la pintura. Aceptamos, pintamos y luego comimos todos juntos. Cuando íbamos saliendo de la finca pensábamos: «mira, nosotros tenemos que pintar la casa. Los invitamos a comer y que nos devuelvan el favor echándonos una mano a nosotros».
Les cuento esta historia ficticia, pero perfectamente real y posible, por una razón por la que ustedes van a entender rápido. Tras las nuevas elecciones generales, el PP tiene la casa por pintar. No le hizo falta siquiera invitación para comida, sino que directamente CC se ofreció a colaborar. Coalición Canaria es el amigo más colaborativo y desinteresado. Como contraprestación, la jugada maestra es la habitual en la política canaria: desbancar al partido más votado, en este caso el PSOE y montar un gobierno de segundo y tercero, PP y CC respectivamente, con el apoyo puntual de una tercera fuerza que sería ASG. Y parece que Antona y los suyos están dispuestos a aceptar la invitación a pintar la casa coalicionera, que estaba implícita, pero que no deja de ser una cortesía por su parte.
Atrás quedan los enfrentamientos petroleros, los desmanes, la ruptura del pacto que suscribieron en 2007, el maltrato a Canarias que denunciaron los nacionalistas, que ahora intentan enmendar con el maltratador. El Partido Popular sabía que Coalición Canaria era su amigo que nunca fallaba y fue al primero que acudió para formar una cuadrilla, que se antoja complicada completar. Allí acudieron los representantes para dar el sí, casi antes de que la pregunta llegara a sus oídos. Luego ante unos medios atónitos afirmaron que veían intenciones en el Ejecutivo para matizar la Reforma Laboral o la LOMCE, unas leyes impuestas a base de decreto por los populares, casi ciencia ficción política, al menos que esos cambios se lleven a cabo de manera profunda.
Allí también estuvo el bueno de Clavijo, que cumple un año como presidente canario. Un presidente «no muy bueno con las palabras», como asegura en una entrevista en Canarias 7, y al que no le nace festejar este año de gobierno. «No podemos celebrar que solo tenemos un 28% de familias en riesgo de exclusión social, que tenemos solo 100.000 niños en riesgo de pobreza infantil, que tenemos solo 236.000 parados», afirma el presidente que concluye que «el objetivo es estar mejor cuando acabe la legislatura». Todo ello lo quiere hacer con el Partido Popular, que ha maltratado a Canarias en la financiación autonómica, que ha impuesto un déficit que Canarias ha cumplido con creces, pagando los incumplimientos del resto, entre muchas otras cosas. Así pretenden Clavijo y sus compinches mejorar Canarias, de la mano con los verdugos.
Si en el lado nacionalista perdieron 3.760 votos con respecto a las elecciones de diciembre de 2015, Asier Antona ha reforzado su posición de sustituto de Soria. En diciembre de 2015 el PP obtuvo en Canarias 283.312 votos y en junio de este 2016, 332.795, 49.483 votos más. Es verdad que el contexto era distinto y el voto conservador se asentó por la tan cacareada inestabilidad, pero lo cierto es que Antona se ha reivindicado ante su formación gracias a los casi 50.000 votos más. Por ello tiene manga ancha para ofrecerse a pintar con su amigo en el Gobierno de Canarias, dejando K.O. a un PSOE descabezado y que lleva un año aguantando desmanes, «total, si me hubieras querido», como dice el bolero. En las filas del PP ya contaban con la colaboración de Coalición Canaria, fiel amigo. Luego lo de la agenda canaria lo dejamos en las carreteritas de las que hablaba Arzalluz y en instrumentos para que los poderosos evadan fiscalmente. Y mientras, la casa sin pintar.