
Recuerdo una conversación, hace años, en la que hablaba con un amigo sobre la independencia de Canarias y bromeábamos diciendo que se independizarían todos los territorios y al final España sería Madrid y Canarias. En todos estos años aún no ha surgido una fuerza con implantación nacional que pueda marcar un camino contrario a este presagio, aunque hay señales positivas que llevan a la esperanza. Sí ha surgido, como sabemos, una fuerza emergente diseñada en Madrid, Podemos, que entre sus señas de identidad está el carácter plurinacional del estado español y el derecho a decidir. La normalización que defiende su secretario general estos días puede que haga abandonar también esta bandera, como otras, pero esa es una historia que le corresponde escribir a otros.
La broma con mi amigo hace unos cuantos años se cumple para Podemos en Canarias. Defiende la plurinacionalidad en el estado e incluso en algunos territorios del mismo crea confluencias que defienden una identidad propia. En Canarias no sólo no ocurre eso, la dirigencia no está en esas claves y, probablemente, una gran mayoría de la militancia tampoco, manteniendo una excepción canaria en el único territorio del estado, junto con las ciudades de Ceuta y Melilla, que no se encuentran en territorio europeo y, por tanto, con derechos nacionales, reforzados por muchas más razones, desde luego, que deben ser defendidos.
En esta línea, en un proceso de reflexión y toma de decisión tan importante como es el sistema electoral canario, pretenden que los dos más importantes dirigentes de la organización en Madrid vengan a Canarias para “ayudar a trasladar a la ciudadanía la necesidad de contar con un sistema electoral más justo y representativo”. Lo que trasladan es su incapacidad para afrontar las tareas que les corresponden y que no pueden trabajar en los temas importantes de Canarias sin intervención externa. La broma se hace realidad y muestra que Podemos en Canarias no es un instrumento válido para que Canarias avance, al menos, en su autorreconocimiento, autoestima y conciencia de pertenencia y conexión con nuestro territorio y nuestro pueblo. Más bien transmiten, con estas actitudes, lo contrario, un diseño para mantener la sumisión de Canarias y canalizar el descontento que se encuentra, según el momento, más enterrado o más a flor de piel, en la misma línea que la portavoz de Podemos en el Parlamento de Canarias, Noemi Santana, se enorgullecía de que su formación había frenado el estallido social en Canarias. Yo diría más bien que han llevado a una vía muerta la reinvindicación surgida ante los atropellos del PP.