Es importante recordar el origen traumático del 30 de mayo pero más importante es saber ir más allá, dotarlo de nuevos contenidos críticos, reflexivos y también, por qué no, de fiesta popular. Hay que ir avanzando en el objetivo de hacer de esta fecha un día de encuentro, como corresponde a una sociedad madura. Debemos celebrar lo que somos como comunidad y aportamos al mundo sin olvidar los enormes retos que enfrentamos. Pasado, presente y futuro en un día para celebrar, reflexionar y exigir.