Ya sabíamos que los Estados Unidos utilizaban el método del submarino para torturar a sus víctimas en Guantánamo. También sabíamos que el Presidente Bush había declarado que gracias a ese y otros métodos similares se salvaban vidas de ciudadanos americanos. Lo que no sabíamos todavía es de dónde provenía el manual de instrucciones de los torturadores.
Ahora, el New York Times nos da la respuesta. Este manual se escribió tomando como base las técnicas que el Ejército Rojo chino utilizó para arrancar falsas confesiones a los soldados norteamericanos capturados durante la Guerra de Corea.
Entre las lindezas que hacían los chinos (y ahora los nortemericanos) aparecen técnicas como privar de sueño a los prisioneros, mantenerlos de pie durante muchas horas y sin poder cambiar de posición, y exponerlos a bajas temperaturas durante largo tiempo.
Estas prácticas, que fueran utilizadas contra sus soldados, han sido definidas durante décadas por los Estados Unidos como prácticas de tortura. Prácticas de tortura que, no lo olvidemos, iban destinadas a arrancar declaraciones falsas.
Ahora que esta información es confirmada por fuentes oficiales, ¿se tomará alguien la molestia de llevar a los responsables de estas violaciones contra los derechos humanos ante una corte de justicia? ¿O a lo mejor es que hay torturadores de primera y torturadores de segunda? En ese caso, yo para la Liga de Campeones, propongo ya un candidato: su nombre es George Bush.