«La maman et la putain» es una producción francesa del año 1973 dirigida por Jean Eustache. Alexandre es un joven burgués que vive en casa de su novia, Marie. El hombre no estudia ni trabaja, por lo que vive a costa de su pareja. Un día aparece en su vida Veronika, una enfermera a la que convence para que viva con ellos. Para Alexandre la relación representa el equilibrio entre lo carnal, lo sexual y lo maternal en un menage à trois. Marie es la estabilidad de la pareja, la madre, mientras Veronika es lo desconocido, lo salvaje, lo sexual. Alexandre lo quiere todo, es una relación a dos bandas que completa su vida vacía y superficial. El muchacho usa a las dos mujeres, o al menos eso cree él, no las ama, no se complementa. Simplemente las utiliza en su beneficio.
El papel de Alexandre recuerda mucho a Coalición Canaria. El menage à trois de la política canaria siempre camina en beneficio de CC, siempre en el centro. Fernando Clavijo admitió su admiración por Pedro González, ex alcalde de La Laguna y socialista, uno de los últimos antes de que el partido de Clavijo copara ese ayuntamiento. Decía el presidente que el desaparecido y aclamado por la mayoría de partidos, Pedro González, «tenía todos los valores que perseguimos en política». No se conoce que González pactara con un partido en su municipio y luego lo desplazara. Tampoco que bailara de un lado a otro, entre Marie y Veronika según conveniencia, por lo que de nuevo podemos decir que el presidente de todos los canarios se fue por el camino de las palabras bonitas con total desprecio a los hechos, algo, dicho sea de paso, muy de la política del aplauso fácil.
En el municipio que gobernó el pintor y político fallecido, Coalición Canaria dio una nueva vuelta de tuerca al pacto en cascada a ver si seguía aguantando. Con la destitución del «ínclito» y peleón Javier Abreu, los estamentos del PSOE canario vuelven a pedir una reunión «al más alto nivel» para analizar el pacto. Un encuentro que CC lleva aplazando desde enero. El más rápido análisis evidencia que Coalición Canaria pincha y corta cuando quiere, mientras los socialistas, vaya usted a saber por qué, aceptan carros y carretas. La reacción más inmediata fue el cese de Abreu y la creación de una gestora en el municipio. De los cinco concejales del PSOE, solo dos abandonaron el Ayuntamiento tras el enésimo desprecio.
Las voces discordantes existen. El manifiesto ‘Por la dignidad del PSOE en Tenerife’ fue suscrito por más de 400 afiliados y hasta 24 cargos orgánicos. En el texto piden una reacción a la Comisión Gestora ante los numerosos incumplimientos del pacto por parte de CC. Hablan de desestabilización en los ayuntamientos donde ellos gobiernan y de incumplimientos y ninguneo donde gobiernan los nacionalistas. Gustavo Matos se ha destacado por ser uno de los más rebeldes y calificó los incumplimientos como «un ataque a la dignidad del partido», a la vez que sugería dejar fuera a Tenerife del pacto en cascada como parche. Pese a esta reacción interna, el pacto sigue en el mismo punto, ¿qué le da Coalición Canaria al PSOE para que aguante este pisoteo continuo?
Aunque Abreu haya probado la ira coalicionera, recuerden el comienzo de la historia. Bermúdez dejó en papel mojado el pacto en cascada y pactó con el PP en Santa Cruz de Tenerife. Todo apuntaba que la venganza se serviría fría en La Laguna, donde los cinco concejales del PSOE alcanzaban la mayoría con los seis de Unid@s Se Puede y XTF-NC. En un giro de tuerca, los socialistas mantuvieron a CC en un feudo histórico. De aquellos polvos (y no piensen mal), estos lodos. Unamos a las muestras de menosprecio Arico, Granadilla o Puerto de la Cruz. Cuando parecía que se la iban a devolver otra vez en Frontera (El Hierro), la Comisión Gestora logró que el PSOE no llevara a cabo la moción de censura que habían planeado.
Los datos demuestran que la historia de Coalición Canaria es un continuo menage à trois con PP y PSOE como amantes necesarios. En el eje histórico de Coalición Canaria, Cabildo de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, si no ha servido el PP, el árbol que más sombra daba era el PSOE. Igualito que en el Gobierno de Canarias durante más de 20 años. A las puertas de unas nuevas Elecciones Generales, Coalición Canaria lo tiene claro: «hacer todo para llegar a acuerdos con quienes gobiernen en este país». Cuando dicen país, ya saben que aunque son nacionalistas, ese país no es Canarias. Cuando dicen todo, créanlo, es todo. Cuando Ana Oramas anuncia que se sentará a negociar con quien forme gobierno tras el 26-J «sea quien sea», será sea quien sea, aunque la verdad es que sería muy irónico que fuera también con la coalición Podemos-Izquierda Unida, pero visto lo visto se vestirán de lo que haga falta.
Qué quieren que les diga, yo no me meto en la intimidad de nadie, cada cual se puede acostar con quién quiera o con cuántas personas desee. Lo que rechina de este caso es que la poligamia se practique en política y los fieles amantes no se den cuenta. ¿Qué ofrece este partido, nacido de una confluencia de intereses ya difícil de disociar, para que el resto acepte carros y carretas? Ahora en la cama está el PSOE, pero bien jodido. Todo el mundo sabe, hasta el amante que está en la cama, que en el ropero escondido está el PP. Y, aunque Oramas y compañía no lo digan, cuando hablan de «sea quien sea» en el Estado, se excitan pensando en el PP. Clavijo está atento para cambiar a la amante o para organizar una orgía, según se precie. A algunos el verano los puede dejar compuestos y sin cama.