La reciente conferencia sobre la Montaña de Tindaya impartida por José Farrujia, Doctor en Prehistoria y autor de obras especializadas en arqueología canaria, ha evidenciado la sensibilidad creciente sobre este caso en Canarias.
Ante una sala abarrotada de público en el local de la Asociación Cultural Aẓar en la capital grancanaria, el arqueólogo José Farrujia planteó una serie de cuestiones sobre la Montaña sagrada majorera que quizás no son tenidas en cuenta habitualmente y que quisiera compartir con los lectores.
Tras una exposición que contextualiza la percepción del indígena canario y su patrimonio arqueológico durante los últimos cinco siglos, Farrujia aludió a una concepción patrimonial profundamente eurocéntrica y colonial que no sólo existe en nuestro país sino en gran parte del globo como bien ha reconocido la misma UNESCO, y es que el patrimonio occidental está profundamente sobrerrepresentado. La consecuencia es una tendencia profundamente arraigada de desdén y desvalorización del legado patrimonial de pueblos no europeos e indígenas igualmente válidos.
Este hecho resulta más que evidente en nuestras ínsulas donde resulta inconcebible igualar el trato del patrimonio arqueológico e incluso etnográfico al colonial constituido por iglesias, ermitas y casas señoriales. Mientras la tónica general en el patrimonio popular y amazigh es el abandono y desconocimiento absoluto, el patrimonio monumental cuenta con un respaldo y protección muy superior.
Las culturas indígenas Canarias son un ejemplo único en el mundo de etnia amazigh insular con características tan especiales, una auténtica ‘capsula del tiempo’ que preservó hasta el siglo XV y XVI quizás el vestigio más ancestral de la civilización bereber. La Montaña de Tindaya es la mayor concentración de grabados rupestres podomorfos del mundo, además de ser el corazón espiritual de los antiguos majos, que cuenta con un conjunto arqueológico en sus laderas y alrededores dignos de conservación, estudio y ¿Por qué no de respeto?
El hecho de delimitar el BIC de Tindaya a un perímetro determinado de la montaña que permita la megalómana obra del artista europeo es un claro caso de desprecio a una herencia milenaria única en el mundo ¿Cómo es posible desgajar un elemento patrimonial de su entorno más inmediato? El patrimonio no se entiende sin un contexto como una iglesia no sólo se entiende por su fachada sino por el resto del edificio. Los podomorfos no se pueden comprender sin la montaña y su entorno.
El elemento cultural occidental representado por el proyecto de Chillida es sobrevalorado por la clase política canaria frente a sus propias raíces. Una vez más el prestigio de lo europeo frente a lo nativo refleja los errores y horrores del colonialismo. ¿De verdad hemos superado las conquistas y etnocidios? La verdad es que es para reflexionar, porque estas percepciones continúan profundamente candentes en la Canarias del siglo XXI.