CreCan: ¿En qué contexto comienza la andadura de Taucho?
Taucho: Como antecedentes a Taucho, las experiencias de ocupación en Canarias son muy escasas. Y las existentes están principalmente vinculadas a la música, dentro del mundo artístico y cultural. Experiencias particulares las encontramos en La Laguna y en Santa Cruz de Tenerife. En ambos casos se trata de movimientos críticos vinculados a la vivienda, pero además se dan multitud de grupos relacionados con la contracultura que ocupan esos espacios como lugares no sólo de vivienda, sino donde realizar actividades principalmente culturales, pero que no consiguen un mayor avance político más allá de la reivindicación concreta.
En Tenerife, a partir de la experiencia de Taucho, encontramos La Tabona, proyecto de aproximadamente dos años de duración y que aglutinó diferentes iniciativas, no como había hecho Taucho en sus orígenes. La Tabona tuvo un marcado carácter político y de transformación social y que empieza a desarrollarse no sólo vinculada a experiencias musicales sino con otros movimientos sociales de la Isla y otras experiencias de Las Palmas o Santa Cruz de Tenerife.
En cualquier caso, la organización Azarug ocupa Taucho a principios de los años 90. Quizá en un principio este movimiento no busca un propósito estratégico okupacional, sino más bien responde a una necesidad de local en el municipio de Santa Cruz de Tenerife, de contar con un espacio que sirviera como cauce de participación juvenil y que respondía a la lógica de la organización.
En 2011 establecemos un nuevo debate. Entendíamos que había que dar pasos diferentes. Por un lado, era necesario que el movimiento de okupación no se vinculase sólo a un propósito finalista, es decir, contábamos con un local y socializamos ese espacio.
Por tanto, y en segundo lugar, buscábamos una lógica distinta vinculada a un proyecto intergeneracional. Taucho se convertía en un proyecto no sólo juvenil, sino que aglutinaba distintas generaciones, entre ellas gentes que habían participado en la década de los 90.
Y en tercer lugar, dentro de esta filosofía de okupación, el discurso debía responder no sólo a la estrategia sobre la táctica que el espacio podía tener, sino que el espacio debía beneficiarse de dicha estrategia.
CreCan: ¿En qué momento y por qué se pasa de la denominación “Casa Juvenil Taucho” a “Centro Social Okupado Taucho”?
Taucho: Nosotros visibilizamos dos momentos, uno de apertura y otro de reapertura, con más personas vinculadas y con la consolidación del proyecto. En el 92 digamos que había un propósito más finalista, en el sentido de contar con un espacio como respuesta a la ausencia de locales en el municipio de Santa Cruz de Tenerife y, concretamente, que estuviera dedicado a la actividad y participación juvenil.
Es en abril de 2011, previo a tres años de debate, es cuando se empiezan a hacer públicas las conclusiones y se empieza a materializar. Taucho responde a una necesidad social por una parte y, por otra parte, responde a la lógica estratégica de una organización como es Azarug que usa Taucho como herramienta para fortalecer su proceso táctico como organización.
Azarug nunca se desvincula de Taucho, pero en 2008 se entiende que en este espacio comunitario, la inclusividad no debía ser solo un elemento de invitación a otras organizaciones sino que esa participación debía darse en la toma de decisiones vinculadas al espacio y que personas en paralelo se pudieran hacer cargo del espacio, si la asamblea lo estimaba oportuno.
Por otro lado, durante la década de los 90 y posteriormente hasta principios de 2008, entendíamos que Taucho nunca se había incluido de manera explícita en un proceso de articulación del espacio como un elemento incluido dentro del movimiento de okupación, con todo lo que eso conlleva a nivel estratégico y táctico. Y, en tercer lugar, porque entendíamos que Taucho era un espacio intergeneracional y esa era la voluntad de la asamblea inicial, que todas las personas de los años 90 fueran rescatadas y vinculadas al proyecto, y rupturista con otros elementos.
Bajo esos tres pilares se empieza a denominar Centro Social Okupado Taucho.
CreCan: En este camino, también ha habido momentos de conexión con el barrio, ¿en los orígenes esta lógica estuvo presente?
Taucho: Por un lado, hay que partir del análisis abstracto del que surge Taucho y, por ende, el sentido de la okupación y el por qué se está en el barrio. Se entiende no sólo por lo visibilizado en Azarug en los años 90, sino por la gestión de lo público y lo privado. Esto último entendido porque hay una dejadez de las instituciones para que sea lo privado quien gestione el ordenamiento del territorio, ubicando centros y periferias, con todo lo que eso conlleva a nivel territorial, centralizando todos los elementos culturales, la vida laboral, … en distintos focos y de los que dependen las periferias de barrio. Si bien Taucho no es la periferia ni mucho menos, viene a responder a la especulación ilimitada, al abandono, porque esta ordenación del territorio no corresponde a una línea estratégica a largo plazo, sino a corto plazo, de coste-beneficio, sin tener en cuenta la existencia de viviendas vacías. Lo que Taucho pone en el centro del debate político es el territorio como elemento de centralidad política, eso es lo que nos ancla y define como proyecto.
En la gestión de lo público, las entidades culturales del espectro público, indiferentemente del territorio donde se ubican, crean cultura, incluso inaccesible. Nosotros entendíamos que dentro de este debate, el territorio era un elemento central. Taucho no actuaba desde una lógica asistencial para el barrio, sino debía incluirse en la lógica de participación del barrio. Para ello visibilizamos qué había dentro del barrio: un colegio, (muy participativo, por cierto); una asociación de vecinos, con una capacidad de convocatoria muy alta a nivel de actividades; una iglesia, bastante participativa y otras iniciativas culturales como El Barco de Babel, entre otras, que hacían del barrio una potencia cultural muy fuerte. De ahí que entendiéramos que Taucho también tuviera que estar en ese espacio de juego. Luego se crea la Mesa Social Duggi, que es una experiencia de asamblearismo dentro del barrio que une a los distintos agentes que forman parte de él. Y desde entonces, con el nuevo proceso de reapertura de Taucho se apuesta por una estrategia del puerta por puerta, tocando en cada una de las viviendas. Por un lado, escuchando las demandas que había en el barrio y, por otro, intentando desde la participación dar respuesta a ellas. Entonces, Taucho ha formado parte de las dos últimas fiestas del barrio, ha sido una de las impulsoras de la Mesa Social Duggi y que, entre otras iniciativas con mayor o menor aceptación, por lo menos nos han puesto en el centro del debate dentro del barrio. De hecho, dejamos claro que no queríamos la aceptación sino que se nos reconociera como un sujeto de participación política y cultural más dentro del barrio. Y como tal teníamos que tener derecho a voz y voto dentro del barrio. Así fue entendido y así entendemos que fuimos ganando aceptación, con todos los conflictos y tensiones que se pudieron desarrollar y con todos los prejuicios que había en torno a la okupación. Si bien, en el camino nos dimos cuenta que nosotras éramos más las prejuiciosas por los prejuicios posibles que la población real, porque realmente el barrio nos acogió y aceptó con los brazos abiertos. Y volviendo a la pregunta, si Taucho formaba parte del barrio, debía responder al menos a unas cuantas necesidades del mismo, aunque no todo el mundo lo apreciaba como tal.
«Lo que Taucho pone en el centro del debate político es el territorio como elemento de centralidad política, eso es lo que nos ancla y define como proyecto»
Crecan: En el momento actual ¿qué pasos se plantean dar adelante?
Taucho: Hay varios frentes abiertos. Por una parte, se está llevando el conflicto al campo meramente administrativo y legal. Se piensa, por tanto, que a través de un contrato el conflicto va a estar resuelto y, fruto de ese desentendimiento, creo que voluntario, se eclipsa el verdadero debate que queremos transmitir. Por un lado, nosotras no reclamamos la titularidad del inmueble. Eso es importante y lo que está determinando la mesa de negociación. Ellos creen que eso es lo que reclama la Asamblea de Taucho y no es así, nunca hemos pedido la legalidad sino la legitimidad como Proyecto. Por otro lado, planteamos cuatro propuestas de resolución técnica, tres de ellas por parte de Taucho, cosa que no nos correspondía, y propusimos al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife como mediador ¿por qué? Porque la relación de la Asamblea con la Tesorería de la Administración de la Seguridad Social, al ser un órgano administrativo, sólo le correspondía el análisis administrativo del problema. Como nosotras entendíamos que es un problema político y no administrativo, llamamos a la institución política que entendíamos competente en la materia, como órgano más próximo a la población del municipio en el que nos ubicábamos, órgano directo y responsable. Entre las propuestas que comentábamos antes, una de ellas fue consensuada por todos los grupos municipales del Ayuntamiento, la cual se ignoró completamente por la Seguridad Social, aludiendo al hecho de no sacar rentabilidad económica, como era el tema de la permuta. Actualmente, la fase en la que nos encontramos es que el Ayuntamiento ya viendo que se acaba el período de validez legal en junio de 2016 como posibilidad jurídica de echarnos la Seguridad Social y eso determina también las negociaciones actuales. Así, el Ayuntamiento se saca de la manga una propuesta que nunca había sido planteada y es subvencionar a la organización juvenil Azarug como mediadora técnica ante este conflicto. Esto coincide con noticias que empiezan a aparecer en la prensa sobre un informe que habla del mal estado del inmueble. Casualidad de esa propuesta como método de presión decimos cualquier cosa, para que no se pueda firmar un contrato en el que se aluda a un inmueble que no está en condiciones de ser alquilado. Leemos ese informe y habla de un inmueble en mal estado que se arreglaría con dos mil euros. Ante esa situación nosotras decimos, bueno, retomamos la iniciativa política y planteamos tres cuestiones, a ver si se nos niega.
«Por un lado, nosotras no reclamamos la titularidad del inmueble. Eso es importante y lo que está determinando la mesa de negociación. Ellos creen que eso es lo que reclama la Asamblea de Taucho y no es así, nunca hemos pedido la legalidad sino la legitimidad como Proyecto»
En primer lugar, la presentación desde Taucho de un informe oficial elaborado por una arquitecta en el que se aborda la seguridad e incluye lo que se ha hecho y lo que se va a hacer en el inmueble, es decir una hoja de ruta donde se detalle cómo estaba el inmueble, qué se ha hecho, cómo se van a desarrollar las obras futuras, los plazos y las cuentas.
En segundo lugar, está la parte jurídica de los contratos. Si se cumple lo que dice el Ayuntamiento de darnos las subvenciones está reconociendo el local y no el proyecto. Estaría diciendo, quédense con el local, cometen un delito y pagan a la gerencia por él. Pero nosotros decimos no, no queremos pagar nada a nadie ni pedir una subvención, porque para eso iríamos a locales en mejores condiciones.
Con esto, y en tercer lugar, ponemos sobre la mesa un proyecto político, social, cultural y económico, y este contradice de alguna forma la gestión de lo privado y público que se lleva a cabo desde las administraciones, en este caso, el Ayuntamiento que subvenciona a bares que usan a la mujer como producto, se abren discotecas nocturnas que han sido permanentemente denunciadas por expulsar a personas jóvenes por su condición sexual, donde se abren centros comerciales única y exclusivamente dedicados al ocio, es decir, donde el tiempo libre sólo está relacionado con el consumo de drogas, legales o ilegales y con el consumo de ropa, etc.
Taucho tiene otra propuesta y pensábamos que, si el Ayuntamiento la reconoce como legítima, la peleaba y si no, y nos echa. Si el Ayuntamiento paga el alquiler a Tesorería reconoce la legitimidad del proyecto, si nos otorga una subvención para el alquiler, reconoce el local. Y nosotros no queremos que reconozca el local, sino el proyecto. En la línea de lo jurídico, vamos a plantear dos borradores, por un lado el borrador de contrato de la Tesorería con el Ayuntamiento, el cual exime a los dos organismos con respecto al inmueble y un segundo borrador que es la cesión al cien por cien del uso y disfrute del inmueble por parte del Ayuntamiento a la organización que forma parte del espacio sin titularidad legal y con reconocimiento legítimo del mismo.
Si esas no se firman, en junio volveremos a estar en la calle y si nos echan el conflicto seguirá latente o manifiesto, pero seguirá.
Crecan: ¿Con qué apoyos cuentan? ¿Se están dando espacios similares en Canarias?
Taucho: La gente de La Tabona estuvo y está en primera fila en Taucho, al igual que la gente de Tahíme, Algarabía, aunque en esta última ocasión no pudimos coordinarlo igual de bien que en otras anteriores por falta de tiempo, al igual que la gente de La Casa de La Orotava, Radio Pimienta, que está dando cobertura a los sucesos. Desde Gran Canaria hemos recibido muchos apoyos, más de organizaciones y personas individuales que de espacios, si bien Café D´Espacio siempre ha estado ahí. También desde La Palma y fuera del Estado, desde otros espacios ocupados, especialmente Can Vies en Barcelona que, una vez más, colgó en su fachada la frase “Taucho Resiste”. Desde el País Vasco y Madrid recibimos mucho apoyo y este año, por primera vez, desde Latinoamérica, específicamente desde Uruguay, nos llegó un mensaje de solidaridad.
Crecan: ¿Cómo se puede colaborar desde otros espacios en Tenerife, en Canarias, en este momento tan mediático, para la suma de otras personas y espacios?
Taucho: Todos los domingos nos reunimos en asamblea y todos los viernes en los Cafés Subversivos. En estos últimos nos reunimos para debatir sobre alguna temática de actualidad que pueda influir en nuestra realidad más directa.
También nos gustaría plantear Taucho como lugar de reflexión o espacio donde se pueda ofrecer ayuda o conexión entre distintos colectivos. Si estos asumen esta idea, podían participar en distinto grado. Dentro de las organizaciones, de los movimientos sociales, se percibe Taucho de dos maneras. Un número mayoritario nos percibe como un grupo que busca la defensa de un local, y otros que entienden Taucho de otra manera, no sólo como eso, sino atendiendo a la forma de construir estructuralmente organización. Me explico, esto que entra también en el debate del independentismo, de las estructuras organizativas en Canarias e incluso de los partidos políticos. En un sentido que va más allá de la participación que aparece en momentos determinados, en lo coyuntural, como por ejemplo con el Puerto de Granadilla, La Tejita,… se aglutinan en muchos casos a un número importante de personas, como pueblo como concepto, que luchan por una reivindicación concreta, muy exitosa, incluso algunas veces consiguiendo el logro por el que se creó, pero se vuelve inestable al desaparecer ese reclamo. Puede ser el caso, entre otros, de Podemos, es algo coyuntural, y de su capacidad dependerá crear estructura o no. Entonces, entendíamos que todos los proyectos, en abstracto, que se pudieran organizar, podían tener capacidad de impacto en función de las metodologías que tuviera cada uno. Taucho se entendió que era el anclaje de lo abstracto a un territorio concreto, dándole continuidad y sentido a eso a través de la cotidianeidad, la vigencia y permanencia del debate, las metodologías, la acción política y al encuentro físico en el tiempo. Todas esas estructuras que estamos creando, toda esa sociedad futurible que entendemos, imaginamos y deseamos empezamos a construirla en el espacio. El barrio de Duggi, ya no es el que conocíamos hace 25 años, no es que se haya cambiado todo, pero al menos se empiezan a tomar decisiones sobre sí mismas, de manera continua y permanente. Y, de repente, la relación de la institución pública con el barrio ya nunca más va a volver a ser igual. Eso es lo que entendíamos como continuidad, a lo mejor no nos llegamos a entender nunca, pero entendemos que al menos estamos creando en el seno del barrio el camino para poderle dar toda la continuidad suficiente y necesaria para construir el proyecto del que nace Canarias, llámese municipio, llámese barrio o como se quiera entender. Y que entendíamos como organización juvenil Azarug, que siempre había sido un déficit de todos los movimientos independentistas, no así Azarug que siempre tuvo locales, ese entender abstracto de moverse por todos lados y no estar en ningún sitio a la vez. Al quedarnos en un territorio, establece el territorio como eje central de debate. Establece que aquí estamos y en la convivencia realizaremos nuestro proyecto político. No consiste en este es mi proyecto político, súmense a él o hablamos sólo con lo realizado del barrio o hablemos solo con las organizaciones de la sociedad y vemos de cuál nos fiamos más o menos. No, toquemos puerta por puerta, sentémonos y a ver qué pasa. Nos llevaremos muchos fiascos. Por parte de Taucho, la mayor parte de las veces no ha sido así. Y ese es el debate que queríamos transmitir al movimiento independentista, pero no sólo. Ese proyecto de construcción nacional, a ver dónde lo estamos construyendo, si en el imaginario colectivo o en el territorio.
Nacho Moreno Alberto / Creando Canarias