Ya poniéndonos un poco más serios, porque el tema considero que lo es, el problema del desarraigo y de la identidad canaria, cada vez es más preocupante. No vamos a descubrir que estamos a años luz del respeto hacia su identidad que tienen los vascos o catalanes, por citar dos ejemplos, pero es que en las últimas décadas, hemos pasado de no respetar nuestra propia identidad, a ir más allá no sólo ningunearla, sino yo diría que hasta avergonzarnos de ella.
Sobre el uso de la segunda persona del plural, se ha escrito mucho, y resulta triste oír cómo cada vez es más difícil escuchar a un niño decir “ustedes” ahora les enseñan en los colegios a decir “vosotros”, acompañado de la conjugación del verbo correspondiente. Parece que mientras más de 550 millones de personas utilizan el “ustedes”, aquí seguimos con nuestro síndrome del colonizado, y preferimos nadar contracorriente utilizando cada vez más la misma conjugación, que sólo utilizan poco menos de 40 millones de personas que hablan el español en el mundo. Quizás esas personas que utilizan el “vosotros” consideren erróneamente que así parecen más cultas, porque no encuentro otra explicación. A este uso, podríamos añadir la pérdida de palabras que siempre hemos utilizado y que ya es casi imposible oír a los más pequeños. Palabras como arveja, cotufa, chochos, fogalera, folelé, fonil, guataca o tajea, casi han desaparecido de nuestro lenguaje diario.
La pérdida de identidad no se queda ahí, hace unos años se suprimía la asignatura “Historia de Canarias” de las universidades, pero es que en primaria no existe ninguna asignatura que enseñe a nuestras niñas y niños la historia de nuestro pueblo. En los años 80, nos teníamos que aprender todos los ríos de la Península Ibérica, pero al menos se nos enseñaba también un mínimo de nuestra historia. Hoy se enseñan los ríos, pero salvo contadas excepciones de maestros y maestras comprometidas, apenas enseñan a nuestras pequeñas cosas de nuestros antepasados, o costumbres de nuestros abuelos.
La pregunta que nos podemos hacer de todo esto es la siguiente: ¿qué ha hecho Coalición Canaria en estos 23 años que lleva gobernando de forma ininterrumpida por favorecer la canariedad en la educación? El partido que adoptó como propia la bandera de las siete estrellas verdes, que se le llena la boca hablando de nacionalismo canario, pero que luego se postula como garantía de la unidad del Estado, ¿dónde se refleja ese supuesto nacionalismo a la hora de la verdad? ¿qué ha hecho para fomentar el sentimiento canario más allá del folklorismo de pandereta? En todos estos años de gobierno de Coalición no ha sido capaz de conseguir que los libros de texto se adapten a las particularidades canarias, adaptándolos a nuestra manera de hablar, así como añadiendo características y contenidos canarios. Estos contenidos se quedan en el título y poco más, no siendo llevados a la práctica.
Se echa en falta una mayor implicación por parte de la comunidad educativa canaria, debería ser ésta la que suplante en la medida de sus posibilidades las carencias mostradas por la Consejería de Educación, contenidos para hacerlo existen, solo faltaría voluntad. En este sentido, sería injusto generalizar y habría que reconocer la labor de un puñado de maestras y maestros comprometidos, que también los hay, que sí que se preocupan, y que por su cuenta intentan enseñarle al alumnado cosas de sus orígenes. Para todas esas personas, valga todo mi reconocimiento. A las padres y madres nos toca el trabajo de que nuestras hijas e hijos conserven nuestra modalidad del español con sus propias peculiaridades, para que éste siga persistiendo y que nuestras tradiciones y nuestros orígenes no se pierdan, mientras luchamos para que en las escuelas los niños y niñas al igual que aprenden los nombres de las mesetas españolas, puedan aprender el nombre y la historia de las montañas de nuestras islas. Esa debe ser ahora nuestra tarea.
José A. Hernández / Creando Canarias