Soy albañil en paro, viuda, divorciada, mujer sufridora de malos tratos, familia desahuciada, inmigrante que perdió su empleo y su esperanza. Vivo en la Comunidad La Esperanza, que como reza nuestro lema, es lo último que se pierde. Cuando lo perdimos todo, cuando tuvimos que elegir entre comer o pagar el alquiler o la hipóteca, cuando nuestra voluntad se tambaleaba, empezamos a ocupar este edificio de viviendas. Aquí viven más de 200 vecinos, entre ellos más de un centenar de niños. Están habitadas unas 60 casas. Todas las decisiones se votan en asamblea, entre todos ayudamos a adecentar las viviendas. Hemos recuperado una vida. Volvemos a tener esperanza.
Pero el pasado 14 de marzo nos llegó una citación que nos imperaba a abandonar la que ya es nuestra casa. Un mes nos daban, como los más viles sicarios. Si no accedemos, nos cortan la luz y el agua. Hoy es 14 de abril y estamos concentrados, como siempre unidos, para parar este atropello. Pedro González, alcalde de Santa María de Guía, nos quiere en la calle, él que se dice de un partido progresista. A nosotros nos da igual. Como canta Silvio Rodríguez en «Llover sobre mojado», «el cielo se hace a mano y sin permiso», y nuestro cielo es vivir dignamente, aquí, en nuestra casa.
Si te quieres unir a la concentración o quieres mostrar tu apoyo, estamos en Santa María de Guía, carretera general del norte km. 24, Albercón de la Virgen (frente a la ITV). Nos podrán dejar sin trabajo, sin ayuda, sin casa. Ayudarán a bancos, empresarios, sectores financieros. Aplicarán recortes, medidas de ajuste, controles de gasto. Pero nunca podrán dejarnos sin nuestro último recurso, ese que ha movido la historia de los pobres de la tierra: la esperanza.