Si algún día tuvieras la oportunidad
de sentirme como yo te siento,
podrías albergar muchas bonanzas,
y dejarte de tantos lamentos.
Si algún día no fueras tan tosca y ruda
seríamos felices de habernos conocido,
olvidando el pasado oscuro,
y apartando de una vez tu cabeza testaruda.
Si algún día escucharas este canto que me inunda por dentro,
puede que dejaras de ser muda
y saliera de tu corazón
una mano, una cura.
Tu dolor es mi dolor,
tu pesadumbre mi ardor,
mis lágrimas tus andanzas,
mi puño tus esperanzas.
¿Acaso estoy loco en un mar de mentes?
¿O soy un cuerdo entre tanto demente?,
¿No ves que nadie te aprecia como yo, amada futura?
¿No percibes el desprecio de tu esposo, que no carbura?.
Sigues enamorada de aquel,
y no ves que un amante como yo
te llenaría de placer.
Preferiste el dinero antes que a la paz,
te vendiste al desconsuelo,
y hoy tus hijos te miran con recelo
sin saber a ciencia cierta
qué futuro les da el cielo.
Un cielo gris, que busca el sol,
una tormenta que busca calma,
un rayo de luz entre la oscuridad,
cuando un obrero se levanta en busca de pan.
Una madre cansada de cantar,
por los siglos de los siglos,
el arrorró cautivo
de unas islas de la mar,
donde un vergel pide a gritos,
una voz de libertad.
Ojalá algún día,
seas solo mía,
seas de tus hijos,
en algún lugar en donde habito.