Antes que nada, quería agradecer enormemente a los compañeros que estructuran el proyecto Tamaimos y las personas que colaboran, porque han ayudado a crear este espacio digital que es sin duda un oasis de libertad entre tanta manipulación de medios masivos que están claramente dirigidos por empresas que dictan lo que se debe decir, lo que no y lo que se debe tergiversar. Por ello, afirmo que Tamaimos es un espacio a explotar en pro de aportar conocimientos, opiniones y actualidad autocentrada en nuestro país, en Canarias. Porque ya sabemos lo que hay y sin duda este pueblo no se merece ser más colillas apagadas del cenicero de los mares, como diría nuestro poeta canario Pedro García Cabrera, por ello no deseamos otras pertenencias que no sean las alas de los vuelos…
En este artículo quiero abarcar un tema que me preocupa muchísimo dentro de la brega y del que más de uno que ha luchado seriamente por esta tierra se ha planteado; el cómo llegar con el mensaje nacional-social o independentista a la tan masacrada sociedad nuestra, la canaria. No voy a exponer cosas que ya se han dicho otras veces, no es mi intención, ya que llevo tiempo siguiendo los artículos y no quiero ser repetitivo en contenidos. Pues bueno, como es sabido, el independentismo canario se empezó a estructurar de una forma seria y organizada prácticamente sobre los 70, en una época donde surgió mucha movilización y solidaridad popular, que hoy brilla por su ausencia en estas islas. Época en que unos movimientos tiraban por lo nacional y otros por lo social, pero que al final acabaron por unirse entre ellos y más o menos empaparse unos de otros en los planteamientos. Me refiero a finales de dicha década, cuando surge como ejemplo el Pueblo Canario Unido (PCU). Al poco tiempo, este grupo que planteaba cambios sociales, mostraba contradicciones del sistema, ponía en valor una historia ocultada y supo llegar a todo tipo de estratos laborales y sociales, pues como muchos antiguos participantes apuntaron, se vieron algo desbordados por el hambre de un pueblo que exigía cambios y que alguien tomara las riendas debidamente en este país, planteando las cosas desde nuestra realidad y sabiendo lo que este pueblo es y necesita.
Por ello, en esos meses de movimientos políticos internos de esa confluencia, de purriada de personas acercándose a afiliarse y dando forma a una idea conjunta de lo que necesitaba este país, surge el Unión del Pueblo Canario (UPC), que consiguió grandes logros electorales en los núcleos más poblados de Canarias, llegando a hacer temblar al caciquismo canario, a sus medianeros y al estado español, en sus intereses económicos presentes en las islas. Pero el germen surgido de tanta movilización popular anterior, al poco tiempo de la victoria en 1979 del UPC en el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la presencia notable de concejales en Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, iba a ir mermando el apoyo del pueblo y la organización popular en las calles canarias. Todo ello principalmente fue debido a una falta de estrategia del mismo partido, la división entre gente de un partido y otro en la confluencia y sobre todo, los movimientos de los partidos españolistas PSOE y UCD, dirigidos desde Madrid, para boicotear a este partido y que todo siguiera igual. Desde aquel entonces, hasta hoy iba a ser testimonial el paso de partidos electorales independentistas en las instituciones canarias. Y el resultado de ello, de no haber tenido presencia electoral constante en las instituciones de nuestro país, y de no haber tenido anteriormente una organización revolucionaria que trabajara constantemente en la calle para ganar la batalla dialéctica, ha producido que hubiera vía libre para los medianeros de siempre (CC, PSOE, PP) en hacer las políticas para las familias de apellidos curiosos, las de siempre, y a las multinacionales europeas, y no hacer políticas para la mejora de la vida social, ambiental y cultural del pueblo canario, sino todo lo contrario.
Tras lo expuesto, quiero hacer unas reflexiones por este tema. ¿Cómo es que las generaciones de jóvenes canarios que entramos hoy en la brega, no tenemos una base identitaria o política ya asentada en las islas, que nos hiciera menos costoso el camino? ¿Por qué mirando la historia nos damos cuenta que estamos siempre empezando de cero en la construcción nacional de Canarias? Y es que aquí apunto un dato, haciendo un paralelismo, en Catalunya el partido nacionalista y socialista CUP ha dicho que tienen la suerte de que en el proceso ya tuvieran una base asentada de identidad popular, pero en Canarias como ya dije, ni eso… No es la misma situación la canaria que la catalana, porque ellos no han pasado un colonialismo amedrentador como el nuestro, pero no es excusa para no haber tenido en cerca de 40 años de brega organizada una base identitaria o política para la juventud de hoy día, para no tener que estar empezando siempre desde el punto de partida.
Quiero recalcar que la lucha electoralista no es la única lucha, de hecho una de las más necesarias es la lucha dialéctica revolucionaria. Porque sin duda la primera batalla siempre se gana en las mentes, pero ya luego el que se materialice las cosas o debe ser por una presión popular organizativa grande, que sepa cómo funciona todo este tinglado o una brega electoral que ubique el proceso en la buena línea, pero es más posible a día de hoy lo segundo que lo primero, ya que como dije no hay base constructiva para nuestras generaciones más jóvenes y si no hay base, pues es difícil pretender que nuestro pueblo pase de sociedad inmadura a sociedad que sepa organizarse por sí misma en un solo día. Recalco, es demérito nuestro de no haber planteado las cosas basándonos primeramente en la realidad y las necesidades de la gente. Parece triste que en un partido medio gallinero en Canarias como es Podemos, ciertos dirigentes, contados con los dedos de una mano, clamen en el parlamento de Canarias más contenidos canarios en la educación y que hablen de colonialismo por los bajos sueldos que tenemos los canarios. Que un partido españolista denuncie eso es para hacer autocrítica sincera entre nosotros y plantear las cosas de forma distinta a cómo se ha hecho o se ha exteriorizado anteriormente.
Los que estamos dentro sabemos lo que hay pero no es conveniente sacarlo aquí, conviene que nos dejemos de inmadureces y de jugar a la política si queremos arreglar las ruinas de la herencia de las políticas caciquiles-coloniales y de construir el país que tenemos, pues estaremos por el buen camino. Sin duda la solución no pasa por seguir haciéndonos sectarios y aborreciendo el debate constructivo crítico. Cada uno aportamos nuestro trabajo desde nuestra trinchera y es lo que cuenta, para poder construir seriamente por fin un independentismo que llegue al pueblo canario y no sea un tópico de imagen que nos avergüence hasta a los que pretendemos ser constructivos.
Quiero acabar dando un toque a todo aquel independentista que aún confía en que la brega saldrá para adelante, en que hay una Canarias por construir, en que tenemos que ser nosotros mismos con orgullo y en que habemos personas que queremos construir con nuestras manos y la de nuestros hermanos. Cada uno es responsable y sabrá lo que hace, pero los planteamientos que hasta hace poco dentro de nuestro entorno se creían correctos, no hacen más que perjudicarnos como pueblo y ayudar al lobo a degustar con tranquilidad la presa, como diría Secundino Delgado. Por ello, toda aquella persona que aún sigue alzada por una Canarias justa, libre, social, humana, igualitaria, culturizada, luchadora, abierta y solidaria, les animo a que nos veamos en la calle… No para darnos leña, sino para vernos en el verdadero lugar de brega construyendo juntos, en la calle, que es del pueblo.