Existe un enorme rayo,
queda encendida una luz,
que ilumina a Santa Cruz
desde febrero hasta mayo.
En fiestas no canta el gallo,
pues aquí ya no amanece
dado que lo que apetece
es pasar de disfrazado
a mago bien arreglado
y que la música no cese.
Con su centro en El Toscal,
de un barrio muy marinero,
presume aquí el chicharrero
que derivó en capital.
Sobre todo en carnaval,
el Atlántico se encoge,
pues esta ciudad recoge
el colorido del mundo,
recibimiento profundo
que a miles de almas acoge.
Baja un alisio que embriaga,
(cordillera de otra era),
Reserva de la Biosfera
es el Macizo de Anaga.
Las islas, todas, la halagan,
por su belleza salvaje
por entrar siempre en un viaje,
del tiempo por las montañas,
que hasta en la Plaza de España
ya se adivina el paisaje.
Hace ya 500 años
de los no tan buenos lazos,
cuando a las playas de Añazo,
arribaron los extraños.
Pero olvido yo los daños,
con mi rutina diaria,
en la plaza Candelaria,
auditorio y Teresitas,
y terminar la visita
en el García Sanabria.
* «Episodios Insulares» recorre los 88 municipios de las islas a través de textos de Aníbal García Llarena. Cada una de las creaciones está elaborada desde una perspectiva personal.