Lo reconozco: hace tiempo que tenía ganas de escribir este artículo y no es porque el personaje en sí sea alguien relevante moralmente o políticamente hablando… más bien todo lo contrario.
Como alcalde de La Laguna yo pensé que como hombre joven que es, iba a haber una renovación de la clase política, pero en realidad el señor presidente de Canarias es una vuelta a las viejas políticas del señor Hermoso, si es que alguna vez se abandonaron. Ya lo avisó desde el comienzo de su legislatura: el desarrollo de Canarias se basa en dos pilares; la construcción y el turismo, más de lo mismo. Hay que recordar que el último PGOU que intentó implantar en el municipio que regentaba es una claro ejemplo de ello, ya que se intentó recalificar terrenos como urbanizables en amplias zonas de Valle de Guerra con una clara intención recaudatoria.
El señor Clavijo es una muestra clara de la oligarquía servil que gobierna estas islas y que bien sirve a los intereses de Madrid; son los perros que lamen la corona de Castilla. A mí se me hace muy extraño que un presidente de un gobierno nacionalista, pierda poco tiempo para ir a la capital del reino a rendirle pleitesía a un monarca que entre otros tiene el título de Rey de Canarias. Si la memoria no me falla, el ministro Soria decía de él que era más sencillo dialogar con don Fernando que con don Paulino. Quizás sea porque el exalcalde de La Laguna es alguien mucho más cercano políticamente al PP que a un partido nacionalista de izquierdas. En su gestión al frente del ayuntamiento lagunero ha estado salpicado de casos de corrupción de los que ha escapado porque han desaparecido documentos en sede judicial. Este personaje es el que quiere refundar Coalición Canaria. Lo dicho; la nueva vieja política.