Valentina Hernández, conocida como la de Sabinosa, fue ante todo partera. Vio nacer a muchos niños y niñas en su isla natal, El Hierro. Sabinosa, como isla dentro de una misma isla, la hizo popular por su trabajo en un Pozo de aguas medicinales, pero sobre todo fue un icono del folclore canario. No me malinterpreten, más que cantante, Valentina destacó como matrona. En los años oscuros del franquismo consiguió parir un corazón en un entorno de obligada infertilidad. Un corazón nacido en Sabinosa y que viajó por toda Canarias, para mostrar su olvidado legado por todo el mundo. Todo ello gracias a una mujer con tambor que «hizo la patria sin bandera». Una mujer, una herreña, una canaria que nació un 10 de enero de 1891 en un pueblo que era isla dentro de una isla que era isla lejana dentro de un Archipiélago que nadaba en medio del mar, en medio de rutas atlánticas y presto para curar penas de fracasos coloniales. Valentina colocó a Sabinosa en el mapa.
¿Qué hizo a Valentina tan conocida? Su canto antiguo, su lamento venido de los antepasados. Su Arrorró es el más famoso de cuantos se hayan cantado y sobre todo, rescató los cantos antiguos. Los niños se dormían en sus brazos lentamente tras darle vida. Le daba existencia y calma. Pese a que no sabía leer ni escribir, la de Sabinosa era sabia en saberes populares. «Las costumbres de los viejos no deben de abandonarse». Son tiempos de reivindicar la memoria. Las noticias tienen fecha corta de caducidad, los hechos se aceleran y se recuerda lo que pasó ayer, pero no antier. En este mundo, Valentina juega un papel de partera, de comadrona. Hace unos años Mestizay y Taburiente iniciaron el proyecto «En Busca de Valentina», con gran éxito por toda Canarias. La de Sabinosa volvió a dar luz, vida y por fin se empezó a reconocer a la gran comadrona del folclore popular canario. Dejó de ser el recuerdo lejano de aquella mujer en blanco y negro que pedía perdón a Nanino Díaz Cutillas por haberse quedado sin voz. «Es que he estado enferma, otras veces me ha salido mejor», decía mientras el argentino Jorge Cafrune le intentaba ayudar con pequeños golpes en la espalda. Valentina volvía al presente y giraba por Canarias, de un lado a otro, hasta encontrar su herencia.
Y en busca de ese recuerdo, Valentina Hernández fue homenajeada el sábado pasado por el 125 aniversario de su natalicio. En Sabinosa es institución, pero que se lleve homenajeando desde hace tres años por la Asociación Cultural Amigos de Valentina Hernández y con difusión en toda Canarias, es una noticia que ofrece esperanza. Entre las iniciativas en torno al nacimiento de Valentina, el Cabildo de El Hierro sortea una estancia de cinco días en la isla para cualquiera de las Valentina del mundo que gane un sorteo a través de una aplicación de Facebook. Con todos mis respetos para todas las Valentinas, cuando en Canarias se pronuncia ese nombre, solo hay una, Valentina Hernández, la de Sabinosa.
125 años del nacimiento de #Valentina un homenaje en la voz de otra grande #OlgaRamos y #Encantadoras pic.twitter.com/V0QQ9G52b7
— Aránzazu Gutiérrez (@Aranzagutavi) enero 9, 2016
Nivaria Tejera contó la historia de su padre, capturado por los franquistas durante la Guerra Civil en Tenerife, en su novela «El barranco». Escapó a Cuba en 1944, país de nacimiento de su madre. El hecho no quedó en anécdota y quedó enmarcado para la posteridad en su novela más canaria que vio la luz en 1959. Nivaria, la niña que inmortalizó su experiencia en ese barranco, murió el pasado 6 de enero en París, donde residía actualmente.
Para el recuerdo queda su popular libro, que narra con crudeza su experiencia en la Guerra Civil. Dice María Hernández Ojeda en el libro «De un tiempo, de un país» que «Nivaria representa la exclusión de la historia y la literatura de Canarias». Hernández destaca la novela «El barranco» como un texto clásico de la literatura contemporánea de la Guerra Civil, que sin embargo está excluido incluso en su estudio en Canarias. Con respecto a la marcha de Nivaria a Cuba, señala: «Nivaria se fue, al igual que tantísimos canarios que no están en Canarias, que se fueron por las circunstancias de nuestro país (…) Canarias no acaba en Canarias, precisamente por nuestro devenir histórico Canarias está repartida por el mundo».
Valentina y Nivaria, Nivaria y Valentina, dos mujeres que, cada una en su campo, aportaron mucho a la cultura canaria. Valentina parió un corazón de folclore y recuerdo de los ancestros en Sabinosa. Hoy su voz y figura caminan de una punta a la otra del Archipiélago. Sin saber leer ni escribir, «su voz llegó surcando el mar con las pardelas». Nivaria inmortalizó el barranco, con la historia de la crudeza del franquismo. Un clásico de la literatura contemporánea que tiene como escenario e inspiración a Canarias. Seguro que ahora, en otro lugar, tendrán la oportunidad de contrastar sus dos experiencias de Canarias.