El pueblo de dos riberas,
azul y verde el color,
corta el mar con su esplendor,
al brillo de plataneras.
Curaba todas mis penas,
los veranos: ¡Qué alegría!
y yo solo me decía:
¡Aquí la magia sí existe!
cuando veía rendirse,
al sol por la lejanía.
Se abre siempre a La Caldera
por un barranco angustioso,
donde baja bien gustoso,
el río que aquélla lleva.
Sobre todo cuando nieva,
el agua llega hasta El Puerto,
que bajo El Time está puesto
y de su playa presume,
donde no ves una nube
ni en verano ni en invierno.
Aquí entraron los extraños,
para la isla conquistar.
Solo a base de engañar,
tardaron menos de un año.
Mas de todos esos daños
yo no les vengo a hablar,
que no le quiero quitar
protagonismo a la villa,
aunque queden las rencillas
difíciles de olvidar.
Te llevo siempre en el alma
Tazacorte, Villa y Puerto,
hermoso lugar cubierto
de plataneras y palmas.
Al oeste de La Palma,
la coqueta de las siete
donde vive el bagañete
en ese París chiquito,
fufos son sus caballitos,
de colores y sin dientes.
* «Episodios Insulares» recorre los 88 municipios de las islas a través de textos de Aníbal García Llarena. Cada una de las creaciones está elaborada desde una perspectiva personal.