En «Tiempos Modernos» el personaje interpretado por Charles Chaplin trabaja en una cadena de montaje. El trabajo es agotador y acaba enfermando al obrero. Nadie podía quedarse atrás en la producción, eran los tiempos de la Gran Depresión y había que recuperar la economía. Algo así debe pensar José Manuel Soria. Dice el Ministro de Industria, Energía y Turismo que «ha habido recuperación económica pero no hemos querido que nadie se quede atrás». Prosigue afirmando que los «Asuntos Sociales han sido la base de toda la política del PP». Soria combina dos roles claramente diferenciados; por un lado cultiva el humor a lo Charles Chaplin y por otro actúa como fustigador en una empresa metalúrgica en plena Gran Depresión.
Si algo es evidente tras los cuatros años de Gobierno del Partido Popular es que más que una crisis todo esto ha sido un cambio de modelo. Primero vino la destrucción masiva de empleo, luego la precariedad del paro y posteriormente el trabajo basura a nivel extremo. Soria no lo ve porque ha tomado el discurso del presidente del Gobierno que afirmó que “nadie se ha quedado en el camino en la salida de la crisis». Ya se sabe que no hay más ciego que el que no quiere ver, más si uno está en campaña y ya ha sido designado para presentarse otra vez. Vuelta a la dialéctica triunfalista, olvidamos las manifestaciones contra las prospecciones, los escraches continuados contra tu persona y las ojeras de la derrota en la noche de las elecciones municipales del pasado mes de mayo.
Si ustedes piensan que exagero, atiendan a los datos del Observatorio Canario de Empleo para este tercer trimestre de 2015: se han firmado 67.425 contratos de los cuales 60.432 son de duración determinada y solo 6.993 indefinidos. Por lo tanto, un 89,63% de los contratos son de duración determinada. No es que Canarias en este campo sea una excepción, en el Estado la cifra ronda en torno a un 92% según datos interpretados por la cadena Cuatro. Lo que sí diferencia de manera importante a Canarias es que aquí tenemos una tasa de paro del 28,56%, solo por debajo de Andalucía que tiene un 31,76%, y más de siete puntos por encima de la media estatal. El número oscila entre los 247.162 parados que ofrece el informe del Observatorio Canario y los 317.200 cifrado en la EPA (Encuesta de Población Activa).
La temporalidad, los contratos basura, la parcialidad de los trabajos y la inestabilidad laboral, son una constante. A base de ofrecer empleos de baja calidad se está recuperando muy tímidamente la tasa de empleo. El eslogan electoral y partidista que fomenta el Partido Popular en plena campaña, se basa en este cambio de modelo, en el de la desprotección laboral, la falta de derechos y la precariedad institucionalizada en los trabajadores. Mientras el sector turístico sigue sumando visitantes, el empleo cada vez está más degradado. Por ejemplo, podemos hablar de los trabajadores del Aeropuerto. Allí los nuevos contratos son de entre 1 y 2 horas semanales para la temporada alta. Sí, como lo oyen. Luego trabajan 20, 25, 30 o las que sean, pero cotizan lo que dice su contrato. Están seis meses empleados y luego a esperar otros seis meses hasta que vuelva a llegar la temporada alta. Así llevan muchos años, algunos más de una década y nunca los terminan dejando fijos. Cada año que empiezan las condiciones se precarizan más, por el camino se pierden pluses, condiciones, se inventan nuevas categorías para pagar menos… Solo la necesidad les obliga a aceptar este empleo paupérrimo año tras año.
Los aviones siguen saliendo, los turistas siguen llegando. Este año, sin embargo, se han apretado más las tuercas. Algunas de las empresas más importante de handling han puesto a trabajar en plataforma, en supuestas “prácticas”, a trabajadores nuevos que todavía no habían recibido la formación y que ni siquiera sabían cuándo debían acercarse a un avión. A otros, repetidores de otros años, los ha dejado de llamar porque trabajan en otro lado o estudian, y existen empresas que quieren “disponibilidad absoluta”. Todo ello con un contrato de 1 hora y media o 2 horas, y una inestabilidad en turnicidad y calidad laboral realmente denigrante. No es una excepción, es la norma en un mercado laboral cada vez más precario. Hace casi un año, mucho se habló de las condiciones de los trabajadores de hoteles, a colación de la huelga en el RIU Oásis de Gran Canaria.
Ya hablaba hace unos meses de la recuperación económica que plantea el PP. La brecha entre ricos y pobres cada vez mayor. Los trabajadores, tomados como simples eslabones de una cadena de montaje, como la de «Tiempos Modernos», acabarán yendo a trabajar por un simple plato de sopa y una esterilla para dormir. La situación se me antoja mucho más grave que una simple crisis. Hablamos de un cambio de modelo que ellos ya han elegido, como prueba las palabras de Soria y Rajoy. Dicen que «nadie se ha quedado atrás», pero quieren arengar de manera imperativa «¡qué nadie se quede atrás!». La máquina ya se puso en marcha.