
Otra cosa bien distinta es lo que pasa en la actualidad, ya que la mayoría de estas personas dejan de estudiar no porque hayan encontrado trabajo o porque no les interese lo que estudian. La realidad es que abandonan sus estudios por motivos económicos y eso es tremendamente injusto y descorazonador. Es una muestra más de que las diferencias sociales en esta nuestra sociedad canaria, se agigantan cada día más. Es vergonzoso que nuestros jóvenes vean cercenado su futuro y el nuestro de esta manera. Está claro que el modelo que se quiere para nuestras islas es la de una sociedad aborregada donde los que estudian son los de siempre, como Dios manda, los demás a trabajar de lo que buenamente puedan con contratos y sueldos de miseria.
En esta tesitura en la que nos encontramos, cada vez se me antoja más absurdo escuchar al presidente del cabildo tinerfeño hablar de megaproyectos como el anillo insular o el tren del sur, cuando las necesidades de los isleños son otras. Por otro lado, al hablar ahora de universidades, no me puedo resistir a comentar una idea que me ha rondado la mente desde hace mucho tiempo: siempre he creído que la existencia de dos universidades canarias era un disparate, ya que bajo mi punto de vista, lo que habría que haber hecho era dotar de buenas infraestructuras y de profesorado de nivel a las escuelas y facultades que existían en aquel momento, a la vez que tener mayores partidas presupuestarias para becas. Pero a veces los intereses políticos y sociales discurren por caminos diferentes…