
Oigo y leo por ahí a gente preocupada por el peligro de que “se rompa el país”; por que el resultado de las elecciones catalanas suponga el inicio de una nueva era, el primer paso de un nuevo proceso en el que ya nada será igual. No sé cómo tomarme tanta congoja. Es asombrosa la capacidad de transmutación de tantos canarios, siempre dispuestos a ponerse en el lugar de todo el mundo menos en el suyo de ellos. Por lo visto ahora lo que decida Cataluña, allá lejos a varios miles de kilómetros, va a romper este país repartido en ocho islas. Lo que me quedaba por oír.
Es verdad que estamos saturados de Cataluña, hasta arriba de elecciones plebiscitarias, de su déficit fiscal, de sus Mas y sus menos. Periódicos, radios y televisiones no hablan de otra cosa día sí y día también. A lo mejor por eso hay algún “despistado” que se ha terminado creyendo que este Archipiélago es una extensión de la península ibérica y que lo que pase allá nos afecta aquí por igual.
Pero tranquilos. Que no se asiroquen nuestros asorimbados amigos. Por mucho que llegaran a cambiar las cosas allá arriba, en Canarias todo seguirá más o menos igual. La supuesta independencia de Cataluña no alterará el carácter extractivo de la economía canaria: seguiremos poniendo el país para que otros lo exploten y se lleven las riquezas. Si España se adentra por la senda federalista, aquí continuaremos con una industria y una banca intervenidas, si no desmanteladas. Si los catalanes consiguen mayor autonomía y autogobierno, los canarios seguiremos con un mercado inundado de productos importados donde antes eran del país, y un sector productivo sin salida.
Si Cataluña se independiza, sus empresas con sede social en Barcelona seguirán llevándoselo crudo de Canarias, igual que las españolas con sede en Madrid. Y nosotros, contentos mirando porque el turismo “nos da de comer”. O nos conceden una subvención para carreteras.
Eso sí, Cataluña dejará de estar en Europa, aunque no se sabe todavía cómo harán para desgajarla del continente. Tampoco se sabe por qué se dice Europa cuando se quiere decir Unión Europea. No importa porque aunque los catalanes no, nosotros los canarios sí seremos europeos, y eso no tiene precio. A miles de kilómetros de distancia y a escasos cien de la costa sahariana, pero europeos. Aun con una economía subdesarrollada, exportadora de materias primas e incapaz de producir nada por sí misma, más parecida a la de países en desarrollo y colonias, pero genuinamente europeos. Nosotros sí. Que no te engañen.