Batata News. Tras la prohibición del consumo de gofio decretada por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, había que regular las sanciones para la posesión y venta de gofio. El Ministerio del Interior actuó con contundencia e incluyó el alimento prohibido entre la lista de sustancias estupefacientes. Dice Jorge Fernández Díaz que «el gofio, tanto en cuanto es una fuente de energía que camufla y multiplica las condiciones reales del ser humano, debe ser regulado como una sustancia estupefaciente más».
Las sanciones oscilarán entre los 60 y 600 euros por posesión de gofio, en base a la cantidad incautada. Su venta en el mercado negro estará penada con cárcel, siempre que sean incautados más de 100 gramos. La ley entró en vigor ayer y ya han sido sancionadas 17 personas. Facundo Padrón, de 81 años y natural de Valleseco (Gran Canaria), fue detenido en posesión de 10 kilos de gofio de millo que tenía escondidos en su casa. Se defendió Padrón aludiendo que «mi lechita con gofio de las mañanas no me la va a quitar nadie a mi edad. Prefiero pagar sanciones a cambiar la dieta». El juez aplicó pena de cárcel, ya que se sospecha que quería darle un cartucho a uno de sus hijos y una multa de 6.000 euros, agravada por consistir en un delito doloso.
Otro de los sancionados es Ramiro García, de 54 años, vendedor de gofio de millo y trigo en Alajeró. Ramiro se encuentra desde la noche de ayer en la cárcel, acusado de venta de gofio ambulante. García solía vender gofio en un garaje anexo a la carretera, antes de entrar en el casco de Alajeró. Pese a las prohibiciones del gobierno, Ramiro García quiso seguir vendiendo gofio de estraperlo. En el garaje tenía más de 100 kilos del polvo canelo energético. El vendedor se defiende afirmando que «había ido a molerlo antes de la prohibición. Intenté tirarlo por el barranco pero llegó antes la Guardia Civil, que puso el caso en conocimiento de la división de estupefacientes de la Policía Nacional».
Mientras tanto, Endesa e Iberdrola se han apoderado de todos los molinos de gofio del Archipiélago. Las empresas del sector han desaparecido y los edificios han sido fumigados antes de ser derribados. La curva de Teror parece desierta sin su tradicional fábrica de gofio. No se descarta que comience un negocio negro paralelo en las calles. Tampoco se descarta un éxodo de canarios al exterior. Ayer se pudo ver cómo varias personas mayores cogían una chalana desde Tuineje para disfrutar del gofio en las costas saharauis. Otros salían en avión rumbo a Venezuela y Uruguay donde emigrantes canarios siguen vendiendo y consumiendo el gofio de manera normal. En Ebay también se está vendiendo gofio a 43 euros el kilo, pero las autoridades españolas están haciendo exhaustivos controles en las aduanas. La prohibición del gofio y su posterior regulación están creando un auténtico cisma social en Canarias. Ya se están elaborando libros de Historia en los que se habla del ministro canario que robó la idiosiocrancia a su propio pueblo.