Fíjense. Qué dicha de clima. Un día de agosto coges un pantalón corto, una camiseta y unas playerillas. Te diriges a la cumbre de la isla de Gran Canaria para pasar un día de verano. Desde que pasas Teror ya empieza la niebla a apoderarse de la carretera. Arriba, en la zona cumbrera, hace un poco de frío. No es invierno, pero es un frío jodelón, del que se te mete en los huesos. En ese momento te acuerdas de todos los aduladores del clima canario, de los que sacan fotos al termómetro de la playa de Las Canteras en febrero cuando marca 25ºC y se lo mandan a sus amigos de «Península». «¿Por qué no suben y le envían una foto de cómo puede convertirse el tiempo en un apacible día de agosto?», pienso para mis adentros.
La verdad es que el clima no me estropea el día. Al revés. Lo tomo como una buenaventura que me hace descansar de tanto calor. Con un abrigo ligero, el frío desaparece y ya toca disfrutar. Porque a pesar de lo pueda parecer, también se puede disfrutar del fresco. Otra de las ventajas, por cierto, que tiene nuestro clima. En Canarias el clima está influenciado por el Anticiclón de las Azores. En las zonas de medianías se forma el mar de nubes. Fruto de estas influencias, los vientos alisios proporcionan unas condiciones térmicas más suaves. Al igual que debemos tener en cuenta estos condicionantes, que nos proporcionan un clima estupendo, también tenemos que atender a los continuos cambios de tiempo, a la presencia de la calima, nefasta para los alérgicos, y a las zonas de continua ventosidad.
Sí, por supuesto, nuestro clima sigue siendo estupendo. Sin embargo, se ha convertido en uno de los tantos tópicos absurdos sobre nuestra tierra. Es verdad que en febrero puedes disfrutar de un luminoso día de playa, pero en julio puede acompañarte la panza de burro. Es cierto que nuestro frío es más suave, pero como la humedad se te cuele en los huesos te vas a enterar. No están faltos de razón los que dicen que nuestro calor es más moderado, pero la posición africana posibilita que te pueda acompañar una bocanada de polvo sahariano de los que te impiden respirar. Esto es Canarias y este es su clima. Un tópico más para presumir, pero que no es del todo cierto. Muchos nos felicitan por el clima, pero a veces necesitas saber qué tipo de ropa tienes que cargar en base a la estación y no la incertidumbre de abrigo sí o abrigo no. En verano como te descuides lo tendrás que cargar aunque sea en las noches.
Que sí, que no tenemos nevadas importantes y que es muy difícil sufrir el calor seco sin aire. Sin embargo, pese a todos esos tópicos climáticos que nos generan felicidad, y aquí me pongo serio, recuerdo que el clima no es uno de los parámetros usados para medir el IDH (Índice de Desarrollo Humano). Entre ellos sí está la salud, la educación y la riqueza. Estaría más orgulloso presumiendo de un IDH alto para Canarias y no de un clima. Si no es posible presumir de este parámetro, prefiero presumir de una naturaleza exuberante, pese a lo castigada que está, de una historia tricontinental única, con raíces norteafricanas y rituales que alabamos en otras latitudes, además de influencias americanas y europeas o de un país sostenible, que aprovecha las energías que le da la naturaleza y las convierte en riqueza.
Sí hombre, claro, presuma usted de clima, pero como le digo, somos mucho más. Este tipo de tópicos le da motivos a los que propician las malas condiciones de vida en estas islas para buscar excusas. Es el caso de Alejandro Martín, director del Servicio Canario de Empleo, que se atrevió a decir que «en nuestras islas se puede mantener una tasa de desempleo mayor que en otros lugares más inhóspitos». Con lo fácil que es aceptar la incompetencia, nuestros representantes públicos usan explicaciones de barra de bar. Repito, presumamos de clima si queremos, aceptando también los aspectos negativos que los hay. Pero, ¿por qué no compaginar esta veneración climática con nuestros indicadores sociales, culturales y económicos? Piense, sin ánimo de molestar más, que es posible que a alguien le interese expandir estos tópicos coloniales para que no reclamemos otras cosas…