La aparición de un lenguaje nuevo suele ser la antesala de una nueva era. Define nuevas realidades, nuevos comportamientos, nuevos grupos sociales. En ocasiones es un lenguaje vacío, artificioso. Al respecto, George Orwell señala ya en 1946 que «una metáfora que se acaba de inventar ayuda al pensamiento evocando una imagen visual, mientras que una metáfora técnicamente ‘muerta’ (por ejemplo, ‘una férrea determinación’) se ha convertido en un giro ordinario y por lo general se puede usar sin pérdida de vivacidad. Pero entre estas dos clases hay un enorme basurero de metáforas gastadas que han perdido todo poder evocador y que se usan tan solo porque evitan a las personas el problema de inventar sus propias frases». El texto de Orwell titulado «La política y el lenguaje inglés» también habla de las falsas extensiones verbales o de las palabras sin sentido.
Algunas palabras, siendo justos, sí aportan una mejora de la competencia comunicativa de los hablantes y los adecúa a los tiempos. Hoy en día no entenderíamos la precariedad si Carolina Alguacil no hubiera acuñado en el año 2005 la palabra mileurista. No la comprenderíamos porque en Canarias ser mileurista es sinónimo de trabajador acomodado. Antes de la crisis éramos como mucho ochocientoseuristas y ahora con suerte quinientoseuristas. Más cercano a nuestra realidad social es el término precariado, que según el estudio del Observatorio de la Juventud Canaria es anterior a la crisis en el Archipiélago. Precariado se refiere a un grupo humano que se debate entre la integración y la exclusión social, en definitiva, un limbo laboral y económico. Como vemos, también observamos descentramiento en el nuevo lenguaje.
Anterior es la palabra freeter, que aparece a finales de los 80 en Japón para definir a los estudiantes que, tras terminar sus carreras, se ocupan en empleos precarios y no abandonan el hogar paterno. Es Japón antes de los 90, no la Canarias actual. Con la crisis de la vivienda y los movimientos antidesahucios, se generaliza la palabra escrache en torno a 2013. Se refiere a un tipo de protesta que se centró en protestar frente a viviendas de diputados que no apoyaban la ILP contra los desalojos y en boicotear los actos donde estuvieron estos actores políticos. Pero la palabra es reciclada de la Argentina de 1995, en la que se pedía justicia frente a los delitos de lesa humanidad mediante estas protestas.
Pero la velocidad en el caminar del lenguaje es bestial. Hoy no entenderíamos la prensa si no supiéramos a qué se refieren las líneas rojas. Las líneas rojas es lo que se llamó hasta hace nada, hasta que las líneas rojas llegaron a nuestra vida, hoja de ruta. O lo que es lo mismo, son las condiciones, acuerdos o puntos claves de un programa electoral o pacto. Para que vea que todo tiene su tiempo, vayamos al 20 de junio de 2007 y cambiemos el titular de ABC que dice «Las comisiones de CC y el PP buscan hoy dar forma final al pacto de Gobierno». Si se diera hoy sería «Las comisiones de CC y el PP trazan las líneas rojas de su pacto». ¡Cómo cambian las cosas, en todos los sentidos!
Otra expresión es pacto de progreso. Dícese de un acuerdo entre formaciones, a priori de izquierdas, cuya intención es aplicar políticas sociales. En muchos pactos se acuerda con el PSOE, formación que hasta hace poco era para muchos de los pactadores como «casta» o «derecha». Como no hay una combinación que sume matemáticamente un pacto de progreso, ¿el más que posible acuerdo entre Coalición Canaria y PSOE en el Parlamento de Canarias sería un pacto de progreso? Son los mismos que gobernaron entre 2011 y 2015. Una premisa indispensable para que el pacto pueda ser de progreso es que se expulse al PP de las instituciones o al menos impedirle gobernar. Pero pongamos otro supuesto y vayamos al 1 de abril de 1993. El País titula «El nacionalista Hermoso logra desalojar de la presidencia canaria al socialista Saavedra». El titular hoy día podría ser «Un pacto de progreso logra desalojar de la presidencia canaria al socialista Saavedra». Manuel Hermoso estuvo apoyado por Centro Canario Independiente (CCI), Iniciativa Canaria (Ican) y Asamblea Majorera (AM). Si Coalición Canaria puede formar con el PSOE un pacto de progreso en 2015, pudo formar, dentro de sí misma, uno en 1993. ¿O no?
Sigamos con Coalición Canaria y PSOE, porque son ellos los que han popularizado la denominación de pactos en cascada. Los pactos en cascada son acuerdos entre dos formaciones en todos o casi todos los ayuntamientos, cabildos o Parlamento en los cuales puedan gobernar uniendo sus líneas rojas (el nuevo lenguaje se toca). Pero si hablamos de pactos en cascada y lo ponemos en otra época histórica, tenemos que hablar del Centro Canario Nacionalista y de Lorenzo Olarte. El partido entra en Coalición Canaria en 1996, formación que abandona en 2005. En los últimos tiempos ha firmado acuerdos con el PPMAJO, con el PP, con el PNC y con NC. A eso sumamos que su fundador, Lorenzo Olarte, pasó por UCD, CDS, CCI, CC, CCN, UC, CCD… Me van a perdonar, pero eso no es una cascada, ¡es una catarata!
Hay dos términos que tienen un origen similar: casta y nueva política. Casta es todo aquel que ocupa un cargo político, está aferrado a él y/o se aprovecha del mismo. Es difícil definir lo que es casta o no, pero es algo así como un cacique, para que me entiendan. En plural, el cacicato de toda la vida. ¿Se imaginan cambiar los libros de textos de Historia de Canarias y poner como rasgo del siglo XIX «el poder la casta» en vez del «control de los caciques»? Si nos vamos más atrás, ¿ y si cambiamos la denominación de «adelantado» o «conquistador» por la de «casta»? La nueva política es cómo se llama a la forma de gestionar y encarar decisiones de las nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos, aunque parezcan antagónicas. No hay definición cerrada más allá de esto, pero podemos (el verbo es necesario) apoyarnos en las declaraciones de Alejandro Pérez, Secretario Insular de Podemos en Gran Canaria. Dice Pérez, con respecto a la negociación en el Cabildo de Gran Canaria y la no participación de los miembros electos, que «es una discusión que ya hemos tenido otras dos veces en su presencia. Mantenemos que no es aconsejable que miembros electos estén en las negociaciones. Es la política nueva. Podemos es una organización horizontal, de carácter democrático, que asume la iniciativa. No se debe personificar en un cargo electo». Añade que «ni en Andalucía ha estado Teresa Rodríguez ni en Aragón Pablo Echenique», por lo que podemos (otra vez el verbo es necesario) extraer dos rasgos de la nueva política; en primer lugar, que da igual lo que votas, van a negociar otras personas que no son las elegidas. Encima parece ser que eso es garantía de «horizontalidad». Y en segundo lugar es descentrada, ya que se basa en que en Andalucía y Aragón las negociaciones se llevaron de esta forma. Aclarado queda.
Pero lo que sí está claro es que en la política de ahora lo primero son las personas. Antes debía ser el dinero, los animales, acaso los extraterrestres. Ahora son las personas. Lo dicen desde todas las formaciones, incluso el Partido Popular, aunque estos no hayan impuesto líneas rojas, no participen en pactos de progreso, tampoco en pactos en cascada y aunque no sean nueva política. En concreto Antonio Alarcó prometió crear la Concejalía del Ciudadano, si llegaba a ser alcalde. La pena es que no saldremos de dudas sobre cómo se iba a articular esa concejalía. Es curioso, porque la expresión «primero las personas» también la ha acuñado Pedro Sánchez, del PSOE, pero también formaciones como Podemos o Ciudadanos. Si coinciden en líneas rojas, si deningran a la casta y siguen pensando que lo primero son las personas, igual pueden firmar un pacto de progreso, y si las directrices coinciden en varias instituciones, los pactos pueden ser en cascada. Quizá me estoy liando, pero esto es la nueva política…