El triunfo de de la candidatura de Antonio Morales tiene un carácter histórico indudable. Tras casi tres décadas de trabajo serio y responsable al frente de un gobierno municipal de izquierda nacionalista en el municipio de Agüimes, Morales ha dado el salto a la política insular; y lo ha hecho por la puerta grande: Nueva Canarias, de su mano, ha pasado de obtener en 2011 el 13,76% de los votos y cinco consejeros a recabar en 2015 el 26,12% de los votos (más de cien mil y muy lejos de la segunda fuerza) y 9 consejeros, lo que coloca a Nueva Canarias como la fuerza más votada al Cabildo de Gran Canaria.
Cuesta infravalorar una victoria que abre la puerta a una nueva mayoría progresista en el gobierno insular; que puede cerrar la puerta a las políticas ínsuloespañolistas de la anterior corporación.
La significación histórica de estos resultados va más allá de cifras espectaculares. Nos remonta a la victoria de Unión del Pueblo Canario en la capital grancanaria en las primeras elecciones democráticas. Es la primera vez desde 1979 que una formación de izquierda nacionalista logra un triunfo tan importante como el que llevó a Manuel Bermejo a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria en los albores de la etapa democrática.
Ahora llega la hora de los pactos. Los ciudadanos de Gran Canaria han decidido que no querían darle a ninguna formación la mayoría absoluta. Y bien está que así sea. Con Antonio Morales al frente las negociaciones que se avecinan y -esperémoslo así- el gobierno posterior que se formará con el apoyo de socialistas y podemistas, será el primer ejemplo a nivel insular de lo que ha sido la marca de Roque Aguayro en las últimas tres décadas en Agüimes: política transparente con continua rendición de cuentas. Y es aquí, de nuevo, donde la memoria deber servir para no repetir errores pasados: Bermejo fue víctima de una moción de censura de manos de Juan Rodríguez Doreste, a pesar de que el primero encabezaba la lista más votada. Divisiones internas e inexperiencia jugaron una muy mala pasada al incipiente proyecto canarista. Antonio Morales y su equipo atesoran una gran experiencia. Pero adolecen de un apoyo sólido entre el electorado de la capital grancanaria. El próximo presidente del Cabildo (la ley electoral lo garantiza) y su equipo tendrán que hilar fino con una política de pactos bien explicada y un contacto permanente con la ciudadanía para sacar adelante un proyecto de ecoisla de vital importancia para Gran Canaria y para Canarias.
Antonio Morales ha protagonizado durante cerca de tres décadas una revolución tranquila en el Sureste de Gran Canaria. Ha llegado el momento de que su impronta se deje notar en toda la isla. Esto solo será posible (como demuestra la experiencia de Agüimes) con transparencia, rendición de cuentas y una alta participación ciudadana. Las Palmas de Gran Canaria, donde vive más de un cuarenta por ciento de la población insular, es un municipio en buena medida desvertebrado y donde la participación ciudadana es más la excepción que la regla. Con la nueva mayoría que podría conformarse en el consistorio capitalino (PSOE – LPGC Puede – NC) la posibilidad de nuevas sinergias positivas se presenta en el horizonte. Razón de más para el optimismo.
Una revolución tranquila ha llegado al gobierno de Gran Canaria. Muchos somos los que deseamos que esté aquí no para quedarse, sino para desbordarse y unir manos con iniciativas similares en el resto del Archipiélago.