La presentación del libro “Energía, poder y clima” de Antonio Morales, alcalde de Agüimes (Gran Canaria) ha sido acogida con verdadero interés por las personas que seguimos con sinceridad los planteamientos de este licenciado en Historia y defensor de las energías alternativas en Canarias. Nos alegra, pues, que no decaiga el entusiasmo de Antonio Morales por la defensa del medio-ambiente y la justicia social. Tendrá siempre un defensor en los que seguimos sus escritos bien razonados y documentados, y esperamos que el pueblo grancanario se conciencie para darle la oportunidad de dirigir, junto a sus compañeros, el Cabildo de Gran Canaria hacia metas que beneficien la salud y la economía de Gran Canaria y Canarias.
Durante años, Canarias se decantó por la defensa de las energías renovables, logrando una cuota de instalaciones superior a la media del Estado español. Hasta que llegó al poder el actual ministro Soria, del PP, que apoya poderes fácticos de carácter económico contrarios a la defensa del bien común en Canarias, llevando incluso a nuestros mares las plataformas petrolíferas que producirían a la larga el hundimiento de nuestra economía inmediata, pues en los últimos veinte años nuestros sectores primario y secundario han ido disminuyendo su importancia y es sabido que actualmente, aunque no nos guste plenamente dicha realidad, el 90% de la misma se apoya en el turismo.
Conviene considerar los razonamientos expuestos en diversos artículos por Antonio Morales en este libro titulado “Energía, poder y clima”, prologado por Federico Aguilera Klink, quien afirma en el prólogo que “las verdaderas causas de los problemas ambientales consiste (…) en la ausencia de democracia y en el saqueo violento de la naturaleza”, razonamiento que nos hace pensar en el ministro grancanario citado anteriormente. O bien los canarios y canarias nos unimos apoyando a las personas que luchan por salvar Canarias de la hecatombe social, laboral y humana o nunca podremos alegar que nuestras buenas intenciones, pero mal pergeñadas, nos llevaron a una lamentación que se prolongará por otros cien años.
Por ello no nos duelen prendas en apoyar a aquellos y aquellas luchadoras que buscan liderar nuestra recuperación, al tiempo que dirigimos nuestros esfuerzos en concienciar a nuestro pueblo -algo tan esencial en lo que falló CC durante más de veinte años- para que emplee sus energías en la defensa de los intereses de Canarias y su gente. Y no podemos dormirnos en apoyos fluctuantes con esperanzas de futuro que pueden frustrarse sin hacer nada por la realidad inmediata. Ambos actos son necesarios. Cada cosa a su tiempo.
Muchos luchadores y luchadoras de buena fe, y con muchas mayores energías que las que podemos aportar los que ya nos acercamos al siglo, se decantan por la lucha directa. En principio parece lo más sincero y así lo apoyamos en condiciones oportunas, pero ¿es que alguien es tan ciego que no advierte de la esterilidad del esfuerzo a contracorriente cuando la masa y la energía del pueblo canario tienen su mente en otro lugar y su fuerza en el logro de un mendrugo diario?
No nos engañemos. O conseguimos que fuerzas integradoras, luchando día a día, conciencien a nuestro pueblo de la necesaria defensa de nuestra propia realidad o estamos condenados al fracaso secular y al estéril desgaste de nuestra juventud ilusionada. Adelante siempre. Creemos nuevas generaciones para la lucha por la democracia y por el futuro libre y autosuficiente de nuestro pueblo. Lo venimos diciendo hace medio siglo: somos el centro de tres continentes que es como decir del mundo, tenemos todas las capacidades, la naturaleza nos dotó de una riqueza infinita, pero nos limitamos a copiar a los demás e incluso a creer que estamos mantenidos por la bondad ajena. Pero si no somos capaces de hacerlo, de conjuntar a nuestro pueblo por una unidad inexistente en la actualidad, al menos intentemos crear aquellas generaciones que sí puedan optar a conseguir realizar la esperanza. Nunca es tarde si te levantas a tiempo.
* El artículo está firmado por el profesor Cándido A. Rodríguez Ruano, que lo remitió por correo a Tamaimos para su publicación. Las opiniones expresiones por los autores son suyas y no representan en ningún caso a Tamaimos.