En Canarias la gente es amable y hospitalaria. Nos lo dicen de siempre. Tenemos un aire afable y simpático que hace las delicias de nuestros visitantes. Somos de carácter abierto y acogedor. Mientras no preguntes. Como preguntes o cuestiones, entonces se acabó la simpatía para ti. Se acabó la amabilidad porque tú no sigues la corriente. Tú vienes a propagar MAL ROLLO.
1) -No, yo escribo “vosotros venís” o “cuando queráis” porque quiero que se me entienda, es mejor escribir así, también por si me lee alguien de la península.
-¿Por qué? ¿Qué es lo que no se iba a entender? ¿Qué quiere decir que escribes así para que te entiendan? García Márquez no escribió así en la vida y vendió millones de libros, supongo que se le entendía. Jorge Valdano habla de fútbol en la radio española y no ha dicho nunca vosotros, y parece que la gente lo entiende por la radio.
MAL ROLLO
2) -La verdad que vivimos en un paraíso, Canarias es un paraíso, qué suerte vivir aquí, en este paraíso.
-¿Paraíso? Sí, valores naturales los tenemos excepcionales, los que quedan sin enterrar todavía en piche y cemento. Pero ¿los niveles de pobreza y exclusión que hay? ¿El deterioro medioambiental? ¿La bomba de relojería de los residuos? ¿La dependencia energética y alimentaria? ¿La escasa calidad democrática? ¿La explotación laboral? ¿Las pocas perspectivas de desarrollo en este plan? ¿La desigualdad? ¿A eso tú lo llamas paraíso?
MAL ROLLO
3) –Lo que pasa es que estamos muy lejos, estamos aislados y somos ultraperiféricos, eso es un grave hándicap para Canarias.
-¿Aislados? Pero si cada año vienen doce millones de visitantes. Pues menos mal que estamos aislados, si no lo llegamos a estar… ¿Y lejos de dónde? ¿Ultraperiféricos? Pero si Canarias está en pleno centro, siempre hemos sido un centro de comercio internacional, si somos tricontinentales es porque somos centrales, ¿no? Y hablar de lejanía en pleno siglo XXI con internet y las telecomunicaciones actuales… Un poco desfasado, ¿no?
MAL ROLLO
4) -Y gracias al turismo, que nos da de comer.
-Pero los réditos del turismo revierten poco en Canarias; el sector lo controlan en su mayoría empresas no canarias que explotan las Islas pero cuyos beneficios salen del Archipiélago. Además, no crea apenas empleo, y el que crea suele ser precario. ¿Cuánto cuesta alojar a un turista en Canarias en cuanto a consumo de recursos, de suelo, de agua, de energía? ¿Nos sale rentable? Pues son datos que nunca salen a la luz. ¿El turismo nos da de comer? Parece que somos nosotros quienes le damos de comer al turismo. Y casi gratis.
MAL ROLLO
Aclaro que el mal rollo puede traducirse en múltiples variantes, entre las que predominan tres: el silencio incómodo, fin de la conversación; la indiferencia total, como si se oyera llover, fin de la conversación; la reacción visceral, como si el contraargumento fuera una ofensa personal, fin de la conversación e inicio a menudo de la discusión acalorada y estéril. Hasta aquí el mito de la amabilidad y calidez.
Queda claro que no hemos sido educados para el diálogo ni para la confrontación de ideas, de ahí que personalicemos y nos sintamos atacados por quienes opinen de forma diferente. Es una carencia que, sin embargo, tiene solución. Pero para llegar a solucionarla primero hay que abandonar el avestrucismo inducido en el que muchos viven, contentos con repetir como loros lo que llevan oyendo toda la vida sin pararse a cuestionar si se ajusta o no a la realidad que viven. Para ello lo primero es liberarse del principio de autoridad, según el cual una opinión es más válida cuanta más autoridad ostente quien la profiere, y no según se ajuste más o menos a la realidad. Por mucho que nos lo digan políticos, empresarios, medios de comunicación (principio de autoridad), ni Canarias está aislada, ni desvalida, ni resulta ningún paraíso. Desmentirlo en voz alta no es propagar el mal rollo. Es combatirlo.