Batata News. Mediante una nota de prensa, remitida desde el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se informaba en la mañana de hoy a los medios de comunicación del reparto privado de la ciudad. Lo cierto es que en la misma, en la que se adjunta una infografía explicativa de las zonas pertenecientes al capital privado, no queda ni un solo espacio 100% público en la capital grancanaria. Tras conocer que el Ayuntamiento tendrá que pagar para recuperar El Confital, se revisó el resto de zonas de la ciudad que habían sido vendidas, apalabradas, cedidas o dispuestas para personas e instituciones privadas a lo largo de la historia de la ciudad. El resultado es ni un solo espacio en blanco, todo copado por el capital privado. Ahora toca pagar el «rescate» de la ciudad.
La primera medida será subir los impuestos. Los habitantes de Las Palmas pagarán 10 euros más por cada trámite público que hagan con el Ayuntamiento de por medio, sean pago de multas o impuestos varios. La segunda medida es colocar tres zonas de aparcamiento: zona azul, en la que se pasará a pagar 6 euros la hora, zona verde para residentes, en donde si un «no residente» aparca deberá abonar 12 euros la hora y la zona blanca, en la que el conductor deberá abonar 3 euros por hora al empleado del Ayuntamiento con gorra identificativa que le ayude a aparcar. Si no le romperá los cristales. La tercera medida es una puerta giratoria cada kilómetro que usted recorra en bicicleta. Con el abono de 1 euro, usted podrá continuar su travesía. Esta medida fue propuesta por el concejal más brillante del consistorio, Diosdado Apetitoso, valedor de una ciudad sostenible.
Pero lo que más ha llamado la atención es el pago por caminar por Las Palmas de Gran Canaria. Se dice en el comunicado que «si no cobramos nosotros, distintos señores, los legítimos dueños de cada zona, le pararán para cobrarle y siempre se perpetuará el carácter privado de la ciudad de Las Palmas». Cuando usted salga a pie, llevará en el pie una pulsera. Esa pulsera le contará los kilómetros que usted hace al día. Al terminar la jornada depositará la pulsera en un buzón en la entrada de su casa y tomará otra nueva para el siguiente día. Un empleado del Ayuntamiento recogerá las pulseras usadas por los miembros de la casa y le hará el cálculo. Las pulseras con la distancia recorrida será abonada semanalmente en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria mediante el modelo 781. Cada 100 metros usted pagará 0,05 euros, teniendo en cuenta que si mueve la pierna mientras está en su casa también se contará ese movimiento.
Batata News salió esta mañana a la calle para preguntar a los ciudadanos por estas medidas. En la calle de Triana nos encontramos con José González, un señor de 72 años que sale todos los días a caminar por prescripción médica. Dice que tiene dos opciones: o paga o su salud cardiovascular se verá resentida, «y los años no perdonan», asegura el vecino del Polígono San Cristóbal. Por la Avenida Marítima, desierta en la mañana de hoy al conocer la noticia, nos encontramos con Claudia Moreno, estudiante de 23 años. Claudia hizo cuentas y, a pesar de pagar, le sale más rentable caminar desde el barrio de Hoya de la Plata hasta el Obelisco para ir a clase. El coche prefiere no cogerlo y aunque ha valorado la guagua, considera que ese paseo está bien pagado. Con sorpresa nos recibió, sentado en su tradicional banco en la Plaza del Pueblo de La Isleta, Justo Hernández. Justo vive en la calle Faro y todas las mañanas se levanta con gusto para ir hasta la Plaza. «Aquí veo gente y hablo con los amigos que a uno le van quedando», dice Justo de 80 años. «A partir de ahora tengo que ver si con mis 600 euros de paga me puedo permitir salir a pasear dos veces en semana».
Lo más llamativo lo vivimos en la zona que divide La Laja de Jinámar, ya en el municipio de Telde. Allí muchas personas empiezan a negociar el mercado negro de pulseras que no se recargan y tickets de parking que parecen pagados. Lo cierto es que el Ayuntamiento necesita recaudar el dinero para recuperar una ciudad pública y para todos. El aire también está en litigio. Lo reclama el señor Ambrosio De la Cruz Svenson, un conocido empresario. Dice que sus antepasados negociaron la compra del aire con el alcalde de aquella época. Hablamos del siglo XVIII. Según De la Cruz Svenson, sus antepasados lo compraron a precio de oro a descendientes de Juan Rejón. El Ayuntamiento prepara tarifas para el pago por respirar.