Allá por el año 2003, se presentaba por primera vez a las elecciones Alternativa Popular Canaria (APC). Recuerdo que fue mi padre el que me trajo su librito y un dvd. Fue la primera vez que tuve claro a qué partido iba a votar. Entré varias veces en su web, pero como siempre mi indecisión y la falta de alguien que me empujase, hizo que nunca terminase de enviar la hoja de afiliación.
Pasaron los años y ya por enero de 2007, un amigo de toda la vida, me habló de una asamblea donde iba a nacer un nuevo partido que aglutinaría a gente que venía de las luchas contra las torres de Vilaflor, el puerto de Granadilla, etc., además del partido con el que yo simpatizaba, APC. Fue un día que parecía que el cielo se estaba precipitando sobre la isla. Ese día en el Aula Magna de Derecho, comencé a militar en lo que se llamaría Alternativa Sí se puede por Tenerife. Un partido que quería ser la semilla de un proyecto a largo plazo, que pegado a la tierra, fuese ganando soberanía para nuestro pueblo, justo lo que yo consideraba acertado. Llegaron las primeras elecciones y como siempre antes de estas los tan manidos intentos de unificar a la izquierda. Siempre se pusieron como condiciones para un pacto, que la toma de decisiones fuesen en Canarias, sin injerencias foráneas, lo que alguno le denominaría “la obediencia canaria”. Además, en el caso de confluencias mayores y en concordancia con lo anterior, que las elecciones de candidaturas fueran decididas en una asamblea con toda la militancia de los partidos o grupos que fuesen a formar la coalición.
En 2011, llegaron de nuevo las elecciones locales, y Alternativa Sí se puede daba un salto de gigante y entraba en muchos municipios, llegando a gobernar en Buenavista. Seguíamos creciendo, y el trabajo de base se incrementaba. Pero fue precisamente a partir de ese momento cuando hubo un punto de inflexión de giro electoralista, cuando se apuesta, pocos meses después y con el 40% de la militancia en contra, por acudir con Socialistas por Tenerife a las generales. Suponía la segunda acción política desastrosa, después del pacto de Granadilla con PP y CC. Pero a pesar de que varios compañeros se bajaron entonces muchos apostamos por continuar.
Más adelante, las expectativas para 2015 se hacían inmejorables. Se había hecho un gran trabajo, mucha gente ya nos conocía y valoraba nuestra honestidad. Y aunque el proyecto tenía graves carencias en lo ideológico y discursivo éramos la referencia para otras islas y conseguíamos extendernos. Y en eso llegó Podemos. Todo en SSP empezó a girar en torno a acciones y estrategias ajenas olvidando quiénes éramos, que principios nos unían además de nuestras propias fuerzas. Luego de una variada cantidad de asambleas donde Podemos era el eje de la discusión se llega a la última donde por sorpresa se decide abandonar el proyecto canario y disolvernos de facto al dejarnos de presentar tanto al cabildo como al parlamento. Es decir, se destruye la línea que nos mantenía unidos al aceptar pasivamente y sin prácticamente negociación la disolución en otra entidad partidista, aceptando con ello sus estatutos y estrategias.
Llegados a este punto, yo me bajo. No porque lo quiera hacer sino me fuerzan a ello con esas decisiones. Quiero dejar claro que no tengo nada en principio contra el proyecto de Podemos (todo lo contrario) así como por ejemplo con el de Syriza, en Grecia. Pero considero que las relaciones con ellos se deben basar desde la igualdad y la independencia organizativa. Que es justo lo contrario que se está llevando a cabo.
Evidentemente Sí se puede no es el partido que me ilusionaba, ya no es ese partido que quería construir un proyecto propio, sin injerencias de Madrid. Varios militantes de Sí se puede irán en las listas de un partido que depende directamente de la capital del Estado. A esto, debemos añadir que Podemos no tiene un discurso propio para Canarias, mucho menos para los municipios, a diferencia del que se te había ido construyendo con años de trabajo en los pueblos y barrios de nuestra isla desde Sí se puede.
Algunas personas favorables a esta apuesta electoralista y entreguista argumentan que SSP sigue siendo un partido independiente, que ir con Podemos no quiere decir que haya perdido la independencia política. Como parece que hay gente que no entiende la diferencia entre “ir con” o “ir como”, les exorto a lean lo que dice el propio RAE: -“Ir con”: Introduce también complementos que significan ‘juntamente’ o ‘en compañía de’.-“Ir como”: prep. Ante nombres que expresan adscripción a una clase o a una categoría, expresa la pertenencia a ella de la entidad a que refieren. Ir como Podemos implica depender de una marca, estar expuesto a sus vaivenes y a acciones políticas alejadas de nuestra realidad. Comprendo que haya compañeras y compañeros que se sienten españoles, y que vean esta oportunidad única para el Estado Español, y lo respeto. Puedo entender menos, que otras personas con una trayectoria de décadas militando en la izquierda nacionalista canaria, hayan aceptado, no coordinarse o relacionarse en igualdad sino ir bajo el paraguas de un partido español.
¿Y ahora qué?, me decía un amigo que no es bueno tirarse sin red y sin tener otro trapecio preparado. Yo no tengo trapecio cerca, tampoco es mi estilo saltar de trapecio en trapecio. Lo primero que haré por lo pronto es agradecer a la gente que ha confiado en mí para puestos de responsabilidad en los que he estado, a toda esa gente que me ha apoyado en los malos momentos sin preguntar nada, a aquellas que confiaron en mí en su momento y votaron por la opción a la que yo representaba. De estos ocho años, me quedo con todo lo bueno, me llevo un montón de experiencias, especialmente de estos últimos cuatro años que he pasado colaborando con una buena amiga, como es Gloria García concejal de Sí se puede en Güímar y junto a unas compañeras y compañeros, que para mi formaban el mejor comité de la organización, la formación tanto política como personal, así como un puñado de amigos y amigas. El tiempo dirá qué haré en el futuro, pero dependerá de la ilusión que me pueda generar. Un familiar me repite a menudo, que algún día bajaré de la nube y veré la realidad, hasta que eso ocurra, seguiré fiel a mis principios y a los que estos suponen.
* Artículo José A. Hernández, militante de Sí se puede, remitido a Tamaimos por correo electrónico.