Un atribulado José Miguel Bravo de Laguna respondía telefónicamente a las preguntas de Batata News de la siguiente manera:
BN: ¿Qué consecuencias inmediatas se van a derivar del hecho de que su hijo Lucas vaya finalmente en el tercer puesto de las listas del PP al Cabildo de Gran Canaria?
BdL: Bueno, como primera y fulminante medida, he decidido quitarle la paga hasta que deponga su actitud. No es que sea mucho dinero pero, como usted comprenderá, no voy a estar manteniendo yo encima al enemigo, así que, ¡paga fuera! También le quité el internet y a partir de ahora debe estar a las ocho en casa, con lo cual además le bloqueo cualquier posibilidad de participar en actividades de campaña a partir de esa hora.
BN: Con ser drásticas esas medidas, seguramente no se quedará ahí…
BdL: ¡Qué va! Esto no ha hecho sino empezar. ¡Oh, hijo desnaturalizado! Los machanguitos de “La guerra de las galaxias” ya están todos en una caja en el altillo y también le tengo retenido el carnet del Gran Canaria CB, que últimamente estaba muy pesado con eso…
BN: ¿Cree usted que aún hay alguna opción de que su hijo reconsidere su postura y se presente con “Unidos”?
BdL: Bueno, esto es como la parábola del hijo pródigo. Yo saldría en plena tormenta a buscar a una oveja descarriada por humilde que fuera, por cómodo y abrigado que estuviera yo en mi hogar… Mira que le estuve diciendo a Luquita, “que lo de Unidos va a ser un bombazo, que va a suponer la renovación de la política canaria, que hay mucha juventud…”
BN: Hombre, renovación, renovación… con el Marqués de la Oliva, el hijo de Dimas Martín, Nacho González, los Hermanos Reyes,…
BdL: ¿Qué quiere? ¡Si es lo único que dejó disponible Román Rodríguez!
BN: Pero convendrá usted con nosotros que Unidos no es precisamente ni la renovación ni un ejemplo de juventud que participa en política…
BdL: ¡Bobadas! ¿Para qué queremos jóvenes? ¿Para qué nos salgan desobedientes como Luquita? ¡Mira Fabián, el hijo de Dimas! ¡Ése sí que es un hijo obediente y fiel a su padre! ¿En qué fallé? ¿En qué fallé?
Y así, con esta letanía, dejamos a José Miguel Bravo de Laguna, mientras se disponía a guardar bajo llave la raqueta de pádel autografiada por Aznar que un día le pusiera por los Reyes a su hijo Lucas. ¡Qué tiempos aquellos!