Cuando la cosa política se pone interesante siempre procuro quedar con mi amigo Venancio. Tiene algunos años más que yo y por eso le dejo que me trate condescendientemente. “Estudiante”, me llama. Yo podría llamarle con justicia “Profesor”, porque a pesar de no tener estudios formales, sabe un rato de casi todo. Posee eso que se llama sabiduría popular y que no está tan extendida como por su nombre pareciera. Me encuentro con él en un cafetín de poca monta, que son los que más nos gustan. En una mesa solo apura un pizco ron blanco, servido en aquellos vasos con lista incluida y que los más jóvenes no habrán visto, como tantas otras reliquias de nuestro pasado no tan lejano.
– ¿Qué pasó, Venancio? ¿Cómo va la vaina?
– Por fuera del machete… (Éstos son sus típicos golpes) La cosa está enredada, carajo…
No hace falta mucho más. Venancio pega la hebra porque ambos sabemos a qué vine.
– Mira, Estudiante. Así es la cosa: hay una derecha españolista carpetovetónica a la que Soria ha dejado proa al marisco, de lo cual me alegro. Por eso las candidatas tan flojitas que puso. Cuando viene el viento de frente, ponen a mujeres para que se estampen. Y después lo hacen pasar casi como un «gesto feminista». ¡Échale mojo! La tal Australia está en las antípodas de lo que le haría falta al PP, y perdón por la broma… Nadie en su sano juicio va a votar a Mercedes Roldós al Cabildo de Gran Canaria, una mujer que nunca se ha comido un potaje de berros… Sin embargo, fíjese usted que ahora de repente Bravo de Laguna amaga con hacer la agachadilla a sus antiguos compañeros. Él se tiene por un patricio grancanario, una especie de León y Castillo… En fin. De ilusiones se vive. Ahora, que yo encantado con que al Movimiento le salga una escisión que yo calificaría de centro-derecha insularista decimonónica y pleitista. Que se divida el voto de la derecha y no sólo el de la izquierda me parece beletén del bueno, ¿oyó? Supongo que tendrá que llevarse al niño de papá que tiene por hijo pero es que en el pecado, lleva la penitencia.
A Venancio le encantan las definiciones. Se regodea en ellas, las relame casi como el ron de Telde que se apresura a despachar.
– Después tenemos al PSOE, un sucursalismo españolista de capa caída, socialdemócrata pero tirando a menos. Ni están ni se les espera, como dijo el otro, aunque quizás puedan ser útiles para alguna componenda post-electoral. Dice el mago, “al perdido todo le conviene”, y dice bien. Tú le preguntas a la gente en la calle Triana quién es la persona que lidera al PSOE en el Cabildo y es más probable que salga el nombre de un puntal de lucha o alguna estrella del pop. Nadie los conoce, nadie les vota. Más allá tenemos a Nueva Canarias, una especie de socialdemocracia canarista de nuevo cuño, con tendencia al maoísmo…
– ¿Al maoísmo? ¡Ya el conejo me riscó la perra! Venancio, se le está subiendo el ron…
– Que no, hombre, que fue Mao quien dijo aquello de “cercar la ciudad desde el campo”. Los neocanarios son vistos en la capital como unos maúros, aparceros que vienen aquí a gobernarnos. Será injusto pero en política las percepciones cuentan casi tanto como las realidades. Como Antonio Morales no meta en la lista a unos cuantos de la ciudad, lo tumban. Eso lo ve cualquiera, Estudiante. En esta ciudad hay mucho voto godo, mucha gente encendiendo la tele a ver a quién vota e indignadísima con Rita Barberá, Urdangarín, la Botella… gente a la que no han visto en su vida pero que les condicionan el voto porque son incapaces de mirar a su alrededor. ¿Por dónde iba?
– Me estabas explicando el maoísmo…
– Ah, sí… bueno, pues eso, que no se gana el Cabildo sólo con líderes de los pueblos. Seguimos: luego está Coalición Canaria, regionalismo canario dependiente de ATI. Otros que van enfilando para Las Chacaritas y bastante que me alegro. Entre la copia y el original, la gente siempre va a preferir el original y votar a CC para que después haya pactos en cascada con el PP es de cabo interino. Para eso votas al PP y listón. Lo que pasa es que con la tirria que le tiene la gente a Soria con lo de las petroleras, ése no aparece ni por la punta del muelle.
Aquí hace una pausa larga Venancio. Parece dispuesto a dar por concluida la charla, o por lo menos el tema. Sin embargo, respira hondo, pide la arrancadilla y sigue:
– Por último, tenemos dos “unidades”. Por un lado, la unidad de la izquierda-izquierda, con Izquierda Unida, Los Verdes, Equo… Por otro lado, la unidad de los ni de izquierda ni de derecha, o sea, Podemos… dar gracias al Señor.
– ¿No les ves posibilidades?
– ¡Si ni siquiera son capaces de practicar la unidad entre ellos mismos! Lo primero ya se ha hecho mil veces y nunca sale. No comprenden que ese voto está mayoritariamente en otros partidos. Lo segundo es nuevo pero me recuerda a esos botes de vela latina que hacen buena salida, de empopada, pero luego viran y entre bolina y bolina van perdiendo fuelle para llegar al Puerto mansitos y casi sin seguidores en el muelle para recibirlos…
– Pues, bueno, Venancio. Al final sólo hablamos del Cabildo de Gran Canaria, prácticamente…
– Ya. Es que lo otro me da risa…
Y ahí decidimos irnos a otro cafetín del mismo porte, un pizquito más allá, donde la madrugada nos sorprendió arreglando Canarias y el mundo.