El terrorismo está convirtiendo nuestra vida en una vendetta interminable, una guerra urbana que nos mantiene en vilo permanentemente. Pero, ¿qué nos ha llevado a todo esto…? Cuando un pueblo es atacado sistemáticamente por otro durante décadas, es obvio que se generen rencores. Antes de la Segunda Guerra Mundial y poco antes de la guerra fría, Medio Oriente y Estados Unidos eran pueblos amigos y hasta colaboradores del eje contra el bloque nazi pero, ¿qué sucedió después…?
Todo empezó cuando EE.UU decidió buscar y controlar otros recursos energéticos. Una guerra es para ellos doblemente rentable, primero porque pone en marcha su negocio armamentístico, y segundo, porque las guerras le permiten desestabilizar los países para ponerse de parte del que le suministra sus recursos energéticos en las condiciones más favorables. Es lo que pasó con la guerra de Afganistán, Irak o Siria. Pero es también lo que está pasando entre Israel y Palestina. Estados Unidos apoya la matanza de miles de refugiados palestinos para que Israel, en su afán expansivo, saquee sus tierras en la Franja de Gaza…
Occidente no ha tenido nunca ni tiene ahora por qué occidentalizar Oriente, pero es cuando necesita controlar sus recursos energéticos que se preocupa por sus «derechos humanos». ¿Quiénes somos nosotros para cambiar costumbres milenarias? aunque supuestamente fuera para bien. Pero hay otras formas de educar o convencer a otros pueblos de lo que consideramos ventajas de nuestra cultura aunque, seguramente, somos nosotros los que tenemos que aprender mucho más de la suya.
Lo que sí hemos conseguido es crear y armar un ejército de terroristas sanguinarios que, alimentados por el odio y la venganza, serán ahora muy difícil de combatir. El terrorismo yihadista no tiene todavía drones ni otros medios de destrucción sofisticados, pero es solo una cuestión de tiempo. Ya en los asesinatos de Paris utilizaron armas automáticas… ¿quién se las facilita?
Mientras tanto, utilizan lo que tienen más a mano: un cuchillo para degollar, explosivos para autoinmolarse y matar, y un teléfono móvil para colgarlo y publicitarlo ante una opinión mundial escandalizada. Y ahora, ¿qué…? Dicen que «si crías cuervos te sacarán los ojos…», pero acaso estábamos ya ciegos, para no ver que la violencia solo genera violencia y el odio más odio. Que Dios y Alá nos cojan confesados.