Ya descubrí lo que pasa. José Manuel Soria vive inmerso en el “mundo al revés” de José Agustín Goytisolo y es incapaz de establecer contacto con el mundo real y sus habitantes. Eso explica prácticamente todo lo que está ocurriendo. Leamos con detenimiento y analicemos verso a verso el poema del genial escritor español:
“Había una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés”
Es obvio que, en su fantasía autorreferencial, Soria se ve a sí mismo como un lobito bueno, incomprendido, a pesar de sus esfuerzos por sacar a Canarias de su atraso por la vía petrolera. Cuando Paco Ibáñez cantaba este poema, en el Olympia de París, siempre concluía diciendo irónicamente “moi, je me demande de quel petit loup il s’agit”, y aquí está también bastante claro. Enfrente, una muchedumbre de malvados corderos, que vendría a representar la sociedad civil canaria, o mejor, esa chusma que sale a protestar contra sus planes. Donde la mayoría de la gente sólo ve dóciles corderitos, él es capaz de aprehender su verdadera esencia de maléficos maltratadores. Por eso está dispuesto a aplicarles el tratamiento borreguil que en su paranoia nos merecemos.
También, en el peculiar mundo al revés soriano, hay un príncipe malo, pero no es ninguno de los Borbones, sino, obviamente, Paulino Rivero. Éste vendría a representar aquel príncipe maquiavélico, que actúa al margen de la moral y persiguiendo fines estrictamente políticos. Soria no cree que Rivero piense, como la mayoría de los canarios, que su componenda con Repsol sea un asunto de interés más bien particular, sino que se mueve por cálculo político. Nada que ver con él, que es puro altruismo. Lo de la bruja hermosa es más complicado. Dejemos fuera el componente sexual en sentido estricto. Nos hallaríamos ante un “oscuro objeto del deseo” que vendría a ser el desencadenante del conflicto: petróleo/Brufau. Su aparente hermosura no ocultaría su maldad que es clara para los corderos, aunque Soria priorice apariencia frente a naturaleza. Algo similar sucede con el “pirata honrado”, que no es un activista de Greenpeace, sino, como en un juego de espejos, el propio Ministro. Soria se ve a sí mismo como una persona honrada y hasta sacrificada. Los demás lo vemos como realmente es, como un pirata.
Todas estas cosas son las que hay en el mundo al revés en el que vive nuestro desbocado Ministro, que se cree León y Castillo y va camino de convertirse, aquí, en el mundo real, en uno de los personajes públicos más odiados en las islas, además de arrastrar a su partido hacia el abismo electoral. En la bajadita lo esperamos los corderos.