
Así lo ha confirmado el subsecretario de Estado del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Enrique Hernández Bento. En sus propias palabras, “las regiones que soportan los riesgos, aunque estos sean mínimos, también tienen que disfrutar de los beneficios”. Los riesgos serían compensados con 300 millones de euros, cifra resultante de la aplicación de un gravamen del 8% en el improbable caso de que hubiera petróleo o gas en las aguas canarias. Lo del chorro de dinero forma parte de las mentiras habituales con las que el Soria y sus secuaces quieren engodar al personal para que vean lo buenas, buenísimas que son las prospecciones en Canarias y lo malas, malísimas que son en Baleares. O en Levante. O en Andalucía. Lo de los riesgos “mínimos” representa una flagrante contradicción con el discurso oficial del Ministerio soriano y de Repsol, y perdón por la redundancia. Hasta ahora los riesgos eran nulos, prácticamente inexistentes. Realizar prospecciones petrolíferas era menos peligroso que escaldar gofio con el tumbo del puchero. Ahora son “mínimos”. Seis mesitos más con el pueblo canario levantado contra las prospecciones y acabarán por admitir lo que todos sabemos: sondear en zona sísmica y volcánica no es como el que sale a cazar mariposas.
Por otro lado, o por el mismo, según se mire, las declaraciones de Hernández Bento, ayer interventor de Soria, hoy subsecretario de Soria, mañana chi lo sa, contrastan enormemente con el afán protector de la naturaleza balear que demostró recientemente Mariano Rajoy. Declaró el ínclito que “no habrá prospecciones [en Baleares] si hay indicio de riesgo ambiental”. Los amantes de la lectura comprensiva notarán el uso del sustantivo “indicio”. No hace falta que haya riesgo, oigan. Basta con que haya indicio y ahí está el Gobierno de España protegiendo el medio ambiente y la calidad de vida de sus ciudadanos, a no ser que haya tenido uno la desgracia de nacer en una colonia. Sin embargo, miremos el lado positivo: 300 millones de euros divididos entre 2 millones de canarios, pizco más, pizco menos, tocan a 150 euros por cabeza. ¿Usted qué va a hacer con su dinero? Personalmente, les sugiero que lo inviertan en garrafas de agua por aquello del piche, las potabilizadoras y los riesgos. Mínimos, claro.