Hace ya una semana escribí un artículo que provocadoramente titulé Antonio Morales, próximo Presidente del Cabildo de Gran Canaria por Nueva Canarias. Desde luego el título funcionó como gancho: no sólo fue y es una entrada muy leída y compartida sino que además ha generado en algunos círculos un intenso debate que, las más de las veces, me he limitado a contemplar en la distancia, por más que ahora esté físicamente cercano. Otras veces, como sucedió en la pasada manifestación contra las prospecciones en SCTF, se convirtió en el tema de conversación mientras marchábamos contra Soria y Repsol.Reposados algunos ánimos, creo conveniente puntualizar algunas cuestiones que no quedaron, mea culpa, suficientemente claras en aquel escrito.
Dicho claramente, mi deseo («Que en Gran Canaria Antonio Morales encabece la lista de Nueva Canarias al Cabildo de Gran Canaria y que esa lista incluya personas independientes de la izquierda canaria.») tiene que ver exclusivamente con el único objetivo de lograr que el Partido Popular no sea el partido más votado al Cabildo de Gran Canaria y poder arrinconarlo en la oposición. Ése es mi anhelo. Todo lo demás me parece secundario o no me atañe directamente. A mí no me mueve una aspiración a que las organizaciones sociales o políticas extrainstitucionales de Gran Canaria logren tener un candidato que presentar al Cabildo de Gran Canaria. Me parece un objetivo muy loable pero que no deja de ser interno y particular y no ayuda gran cosa a lo que a mí me gustaría: echar al PP. Tampoco me mueve el que haya una pata grancanaria de algún movimiento político o social que busque lograr una implantación geográfica superior a la que tiene ahora. También es un objetivo muy loable pero a mí no me incumbe y en cualquier caso me parece secundario frente a lo que yo creo que debe interesar a la mayoría de la sociedad grancanaria: echar al PP del Cabildo.
Creo conveniente llevar dos cuestiones en mente. En primer lugar, no hay razones para pensar que el voto de izquierdas -como ocurre en todos los niveles: estatal, nacional, municipal,…- aumente significativamente en la isla de Gran Canaria sino que a lo sumo se redistribuya. Aquí es importante no confundir los deseos con la realidad. Por lo tanto, concentrar el voto todo lo que se pueda no es una simple opción sino prácticamente la única posibilidad. En segundo lugar, no creo que haya ninguna posibilidad de construir una confluencia digna de tal nombre sin Nueva Canarias o contra Nueva Canarias y su muy leal electorado (no menos de 50.000 votos en las dos últimas elecciones al Cabildo). Me imagino que nadie será tan suicida, Antonio Morales incluido, pero pretender presentar al todavía alcalde de Agüimes contra un candidato de Nueva Canarias no sólo sería esperpéntico sino garantía segura de fracaso electoral, probablemente de ambas opciones. No hay espacio electoral para tanto. Nota: entiendo por fracaso resignarse a jugar el papel testimonial con el que tanta izquierda se conforma, habiendo posibilidades de lograr muchísimo más. A no ser que no se esté pensando en echar al PP.
Una vez dicho esto, me ratifico en lo ya expresado. Nada hay más útil para echar al PP que oponerle un candidato como Antonio Morales, liderando una fuerza como Nueva Canarias, con apoyos, votos e implantación suficiente, reforzada con candidatos independientes y construyendo una mayoría social tan amplia como sea posible y que recoja además de los votos de Nueva Canarias, votos del resto de tendencias de la izquierda, de la abstención y de los muchos descontentos del resto de los partidos, también de los votantes menos ideologizados del Partido Popular. Sólo Antonio Morales puede conseguirlo. Sólo o en compañía de otros, pues el PSOE no tiene ni candidato ni capacidad para liderar un movimiento así pero sí puede apoyar la investidura de un presidente como Morales. Todavía nadie, y espero que lo hagan, ha cuestionado seriamente los fundamentos de la hipótesis que planteo. Nadie con números en la mano y un cierto conocimiento de las dinámicas de voto en Gran Canaria puede negar que ésta es la única opción con garantías reales. Si se está pensando en echar al PP.
EPÍLOGO: A modo de anécdota. Me ha sucedido más de una vez. Cuando expreso una opinión que cae bien o viene bien en determinados círculos, se alaba mi criterio, buen juicio, perspectiva de análisis,… Cuando mis opiniones no caen o no vienen tan bien, entonces se alude a la «distancia» para rebatir las mismas. Curiosamente, a veces es gente que habla de conflictos internacionales sin salir de la punta del muelle o que hablan de Madrid, su gobierno, etc. como si vivieran allí. Voy a tener que incluir la información de dónde escribo mis entradas, por lo visto. Ésta y la de «Antonio Morales…» fueron escritas en Candelaria, sin ir más lejos. En cualquier caso, nada importa tanto. Esta opinión no es más valiosa ni más importante que la de un taxista, un camarero, un pensionista, una abogada,… hecha en sus respectivos círculos. El que aparezca en internet no la hace más relevante, aunque a lo mejor sí algo más difundida. Lo digo por quienes siguen pensando que la política debe seguir siendo materia de cenáculos inaccesibles aunque traten de vestirse de ropajes alternativos. Esa época ya pasó y no volverá.