Están tan poco acostumbrados a oír propuestas nacionalistas en Coalición Canaria que hasta Fernando Clavijo y José Miguel Ruano han tenido que salir corriendo a calmar los ánimos y pedir perdón no sea que alguien en Madrid se enfade. Casi los puede uno imaginar al teléfono: «Que no, que eso son boberías porque se va, que nosotros siempre estaremos con la lealtad institucional a tope. Ustedes manden perras para carreteras y verán que todo sale bien…» En Nueva Canarias dicen que la prioridad es mantener los servicios sociales y atajar la crisis. ¡Como si no se pudiera hacer más de una cosa a la vez! Sin ánimo de atacar, pareciera que más bien quieren ocultar su escaso bagaje en estas cuestiones, que se limita, por lo que podemos saber, a una defensa del federalismo asimétrico tan vaga como inane. Más raro resulta lo de García Ramos que pide que no se “sacralice” lo de la soberanía compartida, que no es independentismo. Como en un juego de espejos, enfrenta lo sagrado a lo maldito, representado siempre en Canarias por la independencia, el independentismo, los independentistas, etc. Pero algo me dice que el literato esta vez escogió mal la palabra y hubiera querido decir “demonizar”, en lugar de “sacralizar”.
Desde las filas españolistas, el PSOE vuelve a sacar en procesión su moribunda Constitución para recordarnos que la soberanía reside en la Nación española. Sí, esa misma Constitución que es imposible reformar, por lo visto, pero que ellos, de manita con el Partido Popular, reformaron en tiempo récord cuando desde Europa se les dijo que de déficit presupuestario nanay de la China. En el Partido Popular, Asier Antona, no sé si lo conocen, tiró voladores para celebrar las declaraciones de Paulino Rivero. Esto le permite frivolizar sobre los nacionalismos que no son el nacionalismo español y no tener que hablar de asuntos como las prospecciones petrolíferas, el paro que no deja de crecer, su chapucera y desvergonzada gestión de la crisis del ébola, sus innumerables casos de corrupción, sus paupérrimas expectativas electorales en Canarias y el que nadie quiera presentarse como cabeza de lista después de la que ha liado el pollito Soria.
A mí lo de “soberanía compartida” no me acaba de convencer pero lo que hay ahora menos me convence. ¿En qué cabeza cabe que Canarias tenga el mismo encaje que La Rioja o Cantabria? Allá comparten ríos, valles, carreteras, virus, toricidios,… ¿Qué tenemos nosotros que ver con eso? Sin embargo, yo que soy más fabiano que otra cosa y entrando en la propuesta paulinesca, debo decir en primer lugar que no soy un ardiente defensor de la institución militar. Llevo en mente nuestro referéndum de la OTAN, los desmanes de la Legión en Fuerteventura, lo que sigue ocurriendo en esa isla hoy en día, los intentos de poner un radar militar en Malpaso,… y no me gusta que España quede representada precisamente por esa institución en las islas. Preferiría un status de neutralidad activa para las islas y que la representación de España en las islas la llevara la diplomacia. Más me gusta el concepto de “Plena Autonomía Interna” porque representa un paso más, un querer gobernarnos nosotros mismos sin mayores interferencias. Aquí vivimos, aquí decidimos. Además, ¿qué ocurre con las relaciones exteriores? ¿Quedarían éstas en manos de España? Algo así sería un sinsentido. Precisamente necesitamos desplegar una acción exterior en nuestra región y con aquellos países de influencia canaria por nosotros mismos, sin ser peones de la acción diplomática española que sigue sus intereses, bueno fuera, y no los nuestros. El Presidente debe darle alguna vuelta más a la propuesta. Es normal. No está acostumbrado a pensar en clave nacionalista y no le sale a la primera. Encima va y lo dice mientras celebra la Fiesta Nacional de España. Como diría Darío, el de Palante Producciones, «a todo vas». De todos modos, lo verdaderamente importante de este debate no es tanto la posibilidad de articular la propuesta en sí misma como el que la sociedad canaria hable sin complejos ni frivolidades acerca de hacia dónde quiere ir. Eso sí que es positivo, aunque a tanta gente dentro de CC, PSOE y PP les moleste. Y este episodio no ha hecho sino evidenciar algo: todavía no hemos llegado a ese punto pero algo me dice que nos estamos acercando.