COLABORACIÓN
Las Palmas de Gran Canaria está de enhorabuena. Las secuelas de la primavera árabe aún siguen latentes y eso no solo se muestra en la llegada del turista tradicional a las islas -se esperan cifras récords, cercanas a los 13 millones de guiris-, también se refleja en la incesante llegada de cruceros al puerto de la ciudad. Los datos, hasta el pasado mes de agosto, hablan de una afluencia de más 570.000 cruceristas que desde sus majestuosas mansiones flotantes han tenido el placer de visitar la ciudad de Galdós y de Negrín, y eso sin contabilizar el último coletazo que darán los meses de temporada alta -Octubre, Noviembre y Diciembre-, esperando sobrepasar con creces los 830.000 cruceristas que arribaron al puerto de la ciudad el pasado año 2013.
Para celebrar la buena acogida de cruceros que de esta parte para acá viene teniendo la ciudad, el consistorio capitalino solicitó al gobierno de Canarias la liberalización de los horarios comerciales en las zonas que a tal efecto designó el ayuntamiento. Tal cuestión se hace en referencia al concepto que tras la reforma de la ley de horarios comerciales se tiene de las “zonas de gran afluencia turística”. El ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria pidió la apertura dominical de las zonas de Puerto-Canteras, en la que se encuentran las dársenas de atraque de los Cruceros, la de Mesa y López que es junto a la Calle Mayor de Triana la mayor zona comercial abierta de la ciudad, y la zona del auditorio, que como único reclamo comercial tiene el Centro Comercial Las Arenas. Tal petición fue acogida de buen grado y aceptada por la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias.
Por su parte, y con mayor grado de beligerancia, nos encontramos a las asociaciones de empresarios de Triana y de los mercados municipales del norte y medianías de la isla. Así, el presidente de la Asociación de Empresarios de la Zona de Triana ha venido manifestando que la liberalización de horarios en las zonas antes descritas, “llevarán al pequeño comercio a la desaparición”. En contraposición a este medida, el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, el de los pufos del canódromo y de la biblioteca del Estado, el señor Juan José Cardona, viene manifestando que la apertura dominical en las zonas que se habilitan a tal efecto, supondrán más empleo y actividad económica.
El potaje hace bastante que se puso al fuego. Primero los cambios legislativos del Gobierno de España, luego la petición del ayuntamiento de la ciudad, y más tarde el posicionamiento de perfil del Gobierno de Canarias, aceptando una solicitud, que si bien podría parecer irremediable su consideración positiva, sí que existían mecanismos legislativos para oponerse a ella.
La apertura dominical durante la temporada de cruceros está, a nuestro modo de ver, totalmente justificada. Es aceptable que una ciudad, y los comerciantes de ésta, quieran abrir cuando una ingente cantidad de turistas acuden a su puerto. La oportunidad de negocio es tan manifiesta como la necesidad de que aquellos que nos visitan tengan la oportunidad de comprar y generar riqueza en la isla. Lo que es inaceptable es que la apertura dominical se extienda a zonas en donde la presencia turística es nula, como las de las Ramblas de Mesa y López, y mucho menos la zona de La Cícer. Es inaceptable que el ayuntamiento de Las Palmas favorezca con tal alevosía a las grandes superficies presentes en aquellas plazas. En vista de la argumentación turística, es un sin sentido, solicitar la apertura dominical de zonas de nula presencia de turistas, cuya apertura está sí o sí destinada al consumidor local, encubriendo una liberalización de horarios comerciales manifiesta y que poco o nada tienen que ver con la necesidades turísticas de la ciudad.(Fin de la primera parte)
Lorenzo Méndez. Diplomado en Relaciones Laborales por la UGR. Master en Gestión Laboral de la Empresa. Asesor laboral, asesor fiscal y mediador de seguros.