Esta mañana desayunaba con la noticia de que los ingresos por ventas de billetes entre Canarias y el resto de España han caído un 35% en los últimos seis años. Y no es que sea un efecto más de la crisis económica, que algo se habrá hecho notar. Pero no es ese el principal problema, según coinciden agencias de viajes, Gobierno Canario y cualquiera que sea usuario habitual de este servicio. El problema no es otro que la continua pérdida de plazas entre ambos destinos.
No creo errar si digo que los intereses de las aerolíneas en busca de mayor rentabilidad o de concentrar sus trayectos a los lugares donde tienen sus intereses (como sus propios hoteles, por ejemplo), han ido alejando sus aviones de las islas, dejando el transporte de pasajeros en Canarias a merced de los conocidos chantajes de compañías low cost.
Mientras unos lloran al Gobierno de España por más ayudas o subvenciones, otros imploran la llegada de nuevas aerolíneas o la vuelta de las que marcharon, otros muchos pensamos que la solución está en tomar las riendas de nuestras propias necesidades y tener de una vez por todas una compañía aérea canaria no sólo para garantizar plazas y competitividad en el transporte al resto de España, sino para participar del gran pastel del turismo europeo. ¿O es que aún necesitamos más datos de que en las islas tenemos potencial suficiente para tener una o más compañías de este tipo?