Cuando escucho a muchos comentaristas (tertulianos) de radio y televisión hablando del tema de las prospecciones petrolíferas en Canarias; cuando escucho las equiparaciones, sin matices, que hacen de las situaciones de Tarragona y de Canarias; cuando descubro que pasan por alto la dependencia absoluta de nuestra tierra con la desalinización del agua del mar para poder beber; cuando pretenden ignorar las extraordinarias condiciones de Canarias para desarrollar las energías limpias (es difícil encontrar en el mundo una región con sol y viento 360 días al año y un mar tan potente); cuando olvidan que la isla de El Hierro es el único lugar en el planeta que se abastece exclusivamente de energías alternativas; cuando les escucho pregonar con suficiencia y algo de desdén que las aguas que rodean nuestras islas son de España y no de Canarias sin importarles tres carajos lo que nosotros podamos pensar, ni lo que nos pueda pasar; cuando escucho todo esto, y otras muchas cosas que ya me da rabia repetir, me resulta de lo más congruente decir que Canarias está recibiendo un trato Colonial y vejatorio.
Me parece más grave esta insensibilidad que muestran muchos periodistas que la actitud despótica y autoritaria del gobierno. Viene a demostrar que el mal está mucho más enraizado de lo que pudiera parecer.