Empieza uno a estar harto del servilismo inducido con que, maquillado de buenrrollismo, nos obsequian los políticos profesionales. Deben creer que todo el mundo es igual que ellos, que se relacionan con el común -cuando lo hacen- porque quieren algo a cambio, el voto, por ejemplo. Sin embargo, la mayoría de los canarios que conozco, y son muchos, son gente bastante normal, correcta, educada,… que no necesita estas dosis de conductismo pavloviano: hago sonar la campana (o el tintineo de una moneda) y tú babeas (o sonríes al turista). La mayoría de los canarios que conozco no necesita que se gaste dinero público “recordándonos” que debemos ser corteses con la gente que nos tropezamos por la calle y hasta dejar lo que estamos haciendo para acompañarlos a un guachinche en Taganana, los pobres. ¿Será que nos quieren serviles? ¿Qué clase de disparate es éste? ¿Alguien en su sano juicio cree que se puede destinar dinero público a deslizar la idea de que “somos buena gente” pero no está de más recordarnos las “buenas maneras”? Lo de evitar el término «guiri» -que no es despectivo, por cierto- ya entra de lleno en el terreno de lo ridículo. Uno pensaría que los problemas del sector turístico en Tenerife -como en Canarias- pasa porque está en manos extranjeras o porque un enclave como el Puerto de la Cruz parece más un decorado de «Cuéntame» que un resort del siglo XXI. Pero no, el problema somos nosotros. Y, sin embargo, si somos buena gente, como se dice en la campaña, ¿qué es lo que nos tiene que enseñar Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, exactamente? Pues según consta en la página oficial de la campaña, por aquí van los tiros, los cuales no me resisto a comentar:
«Oficialmente, ser Buena Gente es:
1. Recibir al visitante con calidez y amabilidad y tratarlo como te gustaría que te tratasen a ti. («Vamos, la Golden Rule de toda la vida»)
2. Ofrecerle un servicio amigable y ágil. («Nunca lo hubiera imaginado. Gracias, Alonso.»)
3. Conocer la Isla, tu ciudad o localidad y sus atractivos: la disfrutarás más y podrás ayudar mejor a orientar al visitante de forma oportuna. (Y apostillo yo, «Canario, conoce tu tierra», no porque es lo más normal del mundo, sino por si te pregunta algo un choni).
4. Promover con orgullo los atractivos de Tenerife, cuidando de sus montes, parques, plazas y calles. («No estaría de más que el Cabildo se sumara al cuidado, que tiene más medios, por cierto»)
5. Comentar con tus amigos, compañeros y familia que atender bien al turista es tarea de todos. (Y sigo: «la familia que comenta las campañas del Cabildo unida, permanece unida»).
Y entre nosotros, ser Buena Gente además es:
1. Ver a un turista perdido con un mapa en la mano y acercarte a preguntarle si necesita ayuda. Y si lo acompañas al lugar que busca, ya te has ganado la medalla. («Ya sabes, canario aplatanado, deja lo que estás haciendo y échate a caminar al Teide por el camino viejo de La Esperanza con unos desconocidos. No seas egoísta»)
2. Chapurrear todo el “espanglish” que sabes para hacerte entender y, en caso de apuro, recurrir a los gestos, ese lenguaje universal. («En otras latitudes, los políticos implementan políticas para extender el aprendizaje de otros idiomas pero para el Cabildo de Tenerife es suficiente con chapurrear el espanglish o hablar con gestos: uffff, menos mal, escapamos con poco…»)
3. Asentir mientras te habla a pesar de que no tengas ni idea de lo que te quiere decir. («Tú mueve la cabeza como un tonto aunque no te estés enterando. Es el típico comportamiento que un turista espera de seres poco evolucionados como los canarios»)
4. Detener tu coche en un paso de peatones para dejarle pasar; ¿a que satisface un montón cuando te lo agradece de manera hasta un pelín exagerada? («Bueno, y si no atropellas al tipo en cuestión, eso te lo agradece una barbaridad»)
5. Sonreír (aunque eso ya es algo natural en nosotros).(«Pero no te rías, que no está bien tanta familiaridad en el servicio»).
Sonreír no, carcajadas es lo que le entran a uno después de leer semejante sarta de sandeces y obviedades. ¿Cuánto habrá costado esta «campaña», por llamarla de alguna manera? Jamás vi en ningún lugar del mundo nada ni remotamente parecido. Este servilismo inducido de medalla que patrocina el Cabildo de Tenerife debe ser también «natural en nosotros», parte del acervo autóctono como que te cedan el cargo sin pasar por las urnas o que gobierne el mismo partido una institución pública durante treinta años. Y todo con una sonrisa en la cara.