Cristina Tavío, concejala del Partido Popular en Santa Cruz de Tenerife y una de las líderes más destacadas de la sucursal de este partido en Canarias (abajo a la derecha) dice que no se puede pretender que los empresarios contraten a canarios cuando hay “turistas” (sic) que lo hacen mejor. ¿Pero un turista puede trabajar legalmente en Canarias sin ser residente, Sra. Tavío? Por lo visto, los europeos, que cagan oro y hablan tres idiomas desde la guardería, hasta trabajando hacen turismo. ¡Qué envidida de gente! ¡Contra ellos no hay quien compita!
Continúa Dª Tavío diciéndonos que a veces, hasta tres idiomas es poco, que se necesita, además, ruso o chino. Ni que decir hay que en Europa ya todo el mundo habla ruso y chino.
Lo que no dice esta señora -¿acaso no quiere verlo?- es que en las zonas turísticas de las islas trabajan extranjeros que hablan dos lenguas y a veces sólo una (su lengua materna), que no hablan una sola palabra de español, y cuya única ventaja competitiva es haber nacido en Inglaterra o Alemania. ¿Están mejor preparados que los canarios? No. ¿Hay discriminación laboral hacia los canarios? Muchas veces, sí.
Lo que no dice esta señora -¿le parecerá poco importante?- es que cuando pide mayor formación para los jóvenes canarios, su partido desde España está recortando los fondos para la educación y la formación precisamente cuando más falta hacen, y en Canarias lleva décadas participando en el juego de la silla del quítate tú pa’ ponerme yo, sin haber elaborado ni apoyado un buen plan de formación y educación pensado para los jóvenes canarios.
Lo que no dice esta señora -¿habrá que recordárselo?- es que decenas de miles de representantes de las generaciones mejor preparadas de la historia de Canarias están subcontradas, en paro o en la emigración forzosa, porque la famosa diversificación de la economía de la que llevan hablando años su partido y las otras dos facciones del tripartito CC-PPSOE no llega nunca, y la economía canaria no está creando empleo estable ni de calidad, a pesar de que seguimos inundados de turistas.
Esos mismos turistas que cagan oro y hablan tres idiomas desde la guardería.