Todo empezó en Canarias. El horror. El honor. La muerte. Si Francisco Franco no hubiera salido de Tenerife, primero, de Gran Canaria, después, rumbo a España, quizá nada de esto hubiera pasado. Pero pasó. El sufrimiento que trajo consigo el levantamiento fascista del 18 de julio de 1936 y la posterior represión es difícilmente imaginable para los que no estuvimos allí. Una vez más, el poder curativo de la literatura nos ayuda a refrescar la memoria.
Literatura y memoria. De la segunda andamos escasos en nuestro país. De la primera, a causa de nuestra amnesia colectiva, poco sabemos.
La primera novela escrita en español sobre la Guerra de España es obra de Nivaria Tejera. Se llama El barranco. Llego a ella por recomendación del amigo Josemi Martín, lector voraz de buena literatura y, por casualidades del destino, termino de leerla en Lisboa, ciudad situada en la misma Península Ibérica donde estaba radicada la junta militar que daba las diabólicas órdenes que se respiran y palpan a lo largo de esta historia.
La novela, por su parte, se sitúa en Canarias, en Tenerife, en la ciudad de La Laguna. Una niña nos va narrando sus impresiones sobre la guerra, sobre la captura de su padre, sobre la tristeza y la impotencia que se va apoderando de todos los que no se dejan llevar por la sed de sangre y de venganza, o no viven tan ignorantados como para no percatarse de lo que está ocurriendo a su alrededor.
Si pienso en que todavía hay gente en mi tierra que defiende el franquismo como un mal necesario siento vergüenza.
Si pienso que la mayoría de quienes esto lean, no habrá oído siquiera hablar de esta novela o de su autora siento entre alegría y rabia.
Siempre me pasa igual: alegría por poder compartir con ustedes el botín de la isla del tesoro. Pues así es como me siento cuando abro el cofre donde se me esconde una nueva joya de nuestra literatura nacional. Y son ya tantas… Rabia e impotencia al pensar que de estos libros no me hablaron en la escuela, …ni en el instituto, …ni en la univesidad. El españolismo en Canarias pasa por verlo todo a través del prisma de España. Cualquier atisbo de autonomía creativa es vista por el stablishment como un potencial peligro segregacionista. Y es por eso que hay que mantener a los niños y adolescentes lejos de su cultura. Tauromaquización y sevillanismo que añadir en Canarias a la McDonalización de la cultura globalizada.
Y es así que uno tiene que acceder a estos libros de manera cuasiclandestina y ya en edad madura. El insano surrealismo de la colonia mental en la que vivimos.
¿Pero qué nos ofrece esta obra? ¿Está a la altura de sus pretensiones? Narrar la guerra y hacerlo desde la altura de la mirada de una niña no es tarea fácil. Nivaria Tejera consigue lo que pretende con holgura, con precisión y con ternura. La nada fácil tarea finaliza con un sobresaliente.
En Canarias tenemos una novela -recordemos, la primera en lengua española- sobre la Guerra de España, que está ahí esperando a que la leamos. No nos dejará indiferentes. No seremos los mismos después de haberla leído. No habrá marcha atrás. O, mejor dicho, la posible marcha atrás nos ayudará a alcanzar un impulso histórico del que ya más nunca podremos librarnos.
Gracias a Nivaria Tejera por esta gran obra.