«Nunca habíamos visto nada igual. Por ahora es prematuro extraer conclusiones, pero lo cierto es que no conocemos nada comparable en todo el reino animal». Son palabras del zoólogo Josetxu Txango-Verde, jefe del equipo destacado a Canarias por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para investigar los numerosos avistamientos de lo que podría ser una especie de homínido totalmente desconocida hasta ahora. «La cantidad de casos y testimonios nos ha obligado a intervenir. Por el momento sólo sabemos que se trata de un ser antropomorfo que presenta una pilosidad que oscila entre la alopecia y el hirsutismo, y que se caracteriza por una boca desmesuradamente grande. Pero lo más sorprendente es la aparente voluntad de comunicación de estas criaturas, que emiten unos desagradables gruñidos que podrían constituir algún tipo de lenguaje en un estadio preevolutivo. Científicamente es una revolución, un hallazgo que llevará tiempo investigar y comprender», continúa Txango-Verde.
La comunidad científica internacional desplazada al Archipiélago ya ha comenzado a elaborar una casuística con los testimonios de los avistamientos. Según Bo Vhilín y Sing Hwang-Ho, del Proyecto Gran Simio, ya puede identificarse una categorización preliminar de subespecies: la Sergius Barjuanus, de notoria lasitud; la Abelus Matutesius, de especial dureza facial; la Antonius Brufausius, de piel correosa y afición a escarbar orificios; la Pedro Muñonuz, intelectualmente algo menos dotada que sus congéneres… «Esto es sólo el inicio», indican Vhilín y Hwang-Ho, «siguen apareciendo nuevas subespecies continuamente. Y todavía tenemos la cuestión de encontrar un nombre adecuado para designar a toda la especie en su conjunto, probablemente alguna apelación referente al enorme tamaño de la boca, rasgo que al parecer caracteriza a todos los individuos».
Precisamente en torno a la cuestión del nombre empiezan a escucharse voces discordantes, que cuestionan los planteamientos de los científicos. Es el caso de Tom Sahnaka, conocido investigador del misterio y criptozoólogo: «Es falso que esta sea una especie desconocida, las leyendas y el folklore de Canarias ya dan cumplida noticia de estas criaturas insólitas, cientos de canarios juran haberlos visto en algún momento, aunque pocos lo hacen públicamente por miedo a la burla, al igual que pasa en otros lugares del mundo con el yeti, el bigfoot, el eslabón perdido, el sasquatch o Nessie. La diferencia es que ahora sabemos que esos canarios estaban en lo cierto, las criaturas existen, son reales. Allí los llaman godos«.
«La figura del godo es una constante en la cosmogonía canaria, seres fantásticos dotados de una enorme boca que emite gruñidos especialmente desagradables y molestos, y que suponen una carga insoportable para aquel que tiene la desgracia de escucharlos. A veces presentan carácter parasitario, y de acuerdo con la mitología canaria conviene evitarlos a toda costa, ya que sus sonidos pueden producir incluso inflamaciones en algunas partes blandas del cuerpo humano», aclara Sahnaka.
«La ciencia sigue en su empeño de ignorar las fuentes populares y las paraciencias, de ahí que den palos de ciego ante lo que consideran algo totalmente novedoso, hasta el punto de buscarle una denominación, cuando la sabiduría popular ya da cuenta desde tiempo inmemorial de estos críptidos, que siempre ha llamado godos. Y a las cosas, mejor llamarlas por su nombre».