Cuando Millares los despedía “con un poema en las manos”, Lezcano les gritaba “¡que cojan la maleta!”. El 12 de marzo de 1986 los canarios con un escueto NO daban forma a una voluntad de paz que desde entonces y desde antes nos acompaña. Como nada realmente importante se ganó en un solo día, toca recordar hoy aquel empeño, máxime cuando se habla abiertamente de convertir a Canarias en vanguardia de intereses que ni nos van ni nos vienen. Toca volver a situar en el centro del debate político la necesidad de conseguir un estatuto de neutralidad activa para Canarias, que no puede resignarse a jugar el papel de base militar para la vigilancia y la agresión a nuestros pueblos vecinos. Toca volver la mirada a la isla de Fuerteventura, que tan alto precio ha pagado históricamente por haber sido elegida como lugar de destierro de la Legión, primero y ahora como campo de tiro y entrenamiento. Toca reafirmarnos en aquella vieja voluntad compartida con tantos otros pueblos del mundo: estas ocho islas no quieren ser cuartel ni arsenal sino santuario de paz y humanidad.