
¡Bienvenidas todas, mis queridas mascaritas! ¿Aún no has decidido qué ponerte para los últimos mogollones? ¡Pues lo tienes a huevo de doble yema!
Cógete tu peineta típica de Aguere, tu traje de faralaes confeccionado en Alajeró, tus zapatos de sevillanas elaborados por artesanos de Tiscamanita, tus castañuelas de flamenca de moral plantado, crecido y cortado en Frontera, y por supuesto, unas gafas de Chanel, diseño “Martirio”, montadas en los talleres clandestinos del Parque Santa Catalina, ¡y empata! ¡No dejes de empatar!
¡Sí, empata estos Carnavales tardones del 2014 con la Gran Feria de Abril de Canarias! ¡Esa expresión tan nuestra, que data de los antiguos guanches! [dato contratado en documentos de la Archidiócesis de Sevilla]
Que uno de los botes más señeros de la vela latina canaria, como es el Porteño, no salga la próxima temporada, ¡no importa!
Que las actividades extraescolares sobre lucha canaria se hayan erradicado de los colegios por obra y gracia de José Miguel Pérez, ¡tampoco!
Que la asignatura de Historia de Canarias se haya esfumado de nuestras universidades, ¡menos ‘entodavía’!
Y recuerda, ¡muchas palmas, mucho rebujito, mucha caseta! Que no se diga que aquí, nosotros, los canarios, dejamos morir lo nuestro. O lo que es peor, dedicarnos a potenciar, patrocinar y, sobre todo, usurpar elementos extranjeros de esos que sólo les gusta a los magos y campurrios de ciertas islas en las que aún van en taparrabos y coreando el “hunga hunga”.