Desde ayer el «gofio canario» cuenta con indicación geográfica protegida en la Unión Europea, que se suma a la protección de la indicación geográfica en el ámbito estatal para el «gofio canario», y que ya se aprobó en 2012. Muchos lo ven como un logro para nuestra agricultura y nuestra gastronomía. Nada más lejos. Lean bien, porque lo que se protege no es la denominación «gofio», sino la indicación geográfica «gofio canario». Veremos que la diferencia es significativa y que la supuesta protección no es tal.
Dice la Consejería de Agricultura que con la protección de la indicación geográfica del gofio se «evitará en su comercialización una competencia desleal y posibles fraudes«. Sin embargo, cualquiera que desee producir gofio fuera de Canarias y venderlo con total tranquilidad lo puede seguir haciendo sin problemas, tal y como se hace por ejemplo en Galicia: basta con llamar al producto sencillamente «gofio». En España el consumidor medio desconoce por completo lo que es el gofio, por tanto no puede asociarlo a Canarias. En la tienda no va a establecer distingos ni consideraciones de calidad entre un producto que se anuncie como «gofio» y otro que se anuncie como «gofio canario». La supuesta protección no da ventaja ninguna a la producción canaria. Por si fuera poco, tenemos que cualquier gofio no canario puede seguir haciéndole la competencia a la producción canaria en el archipiélago mismo. El consumidor medio nuestro, que sí conoce y valora el gofio, compra gofio a secas sin fijarse en indicaciones geográficas. ¿Por qué? Pues porque el gofio a secas ya es sinónimo de canario, sin necesidad de explicitarlo. He ahí la madre del cordero.
La Comisión Europea señala que el gofio es «un alimento tradicional que consiste en una harina de cereales tostados cuyo origen se remonta a los indígenas que vivían en el archipiélago canario antes de la conquista española». A su vez, la Consejería de Agricultura decía en 2012 que el gofio es un producto originario de Canarias que constituye el alimento más tradicional del archipiélago y un referente de identidad, cuyas prácticas de elaboración conservan la esencia de las técnicas tradicionales utilizadas por los aborígenes canarios. El propio DRAE identifica gofio como «voz guanche«. Pues bien, si el producto que llamamos gofio se remonta a los indígenas canarios, es referente de identidad canaria y el propio vocablo es de origen guanche, podemos concluir que el gofio, a secas, está indisolublemente ligado a Canarias.
Entonces, ¿no es fraude y competencia desleal una supuesta protección que permite comercializar como gofio un producto totalmente ajeno a Canarias?
PD: Deliberadamente hago un aparte con los países americanos productores y consumidores de gofio. Llevado por los canarios, el gofio es hoy también allí alimento tradicional, y es natural que así se denomine. Además, es generalmente asumido que el origen es indudablemente canario. Escuchen si no la payada del gofio, cantada por el uruguayo Julio Gallego con letra de Abel Soria