Que se achinen nuestro ojos
y amarille nuestra piel
desea el alcalde aquel
Cardona el de los antojos.
Bailar en quimono rojo
para los chonis del sur.
Abrir la puerta al tahúr
con hoteles y casinos,
transformando en el camino
Canarias en Singapur.Y también para el turista
recuperan las tartanas,
pudiera ser cosa sana
pues las hubo en nuestras pistas,
mas Cardona con su vista
puso encima de la mesa
que lo que a él le interesa
son faralaes, son luces,
sombrero plano y reduce
Canarias a cordobesa.Pero a nadie se le ocurre
potenciar nuestras costumbres,
encender la luz que alumbre
donde lo oscuro concurre.
Bebernos lo se escurre
de estas tierras milenarias.
Sacudir la mercenaria,
cruel neblina que nos ciega
sabiendo que si esto llega,
Canarias será Canarias.